Creación de Adán y El Pecado Original, Ermita de Santa Cruz de Maderuelo |
Hay dos doctrinas de la tradición reformada que no son muy populares en el mundo de hoy. Una se llama "pecado original"" (para algunos, hasta la palabra "pecado" es de mal gusto) y la otra es "depravación total". Ésta última aun figura como primero de los famosos "cinco puntos" del Calvinismo clásico: depravación total, elección incondicional, expiación limitada, gracia irresistible y perseverancia de los santos (1). De hecho, esa fórmula reduccionista es una cruda caricatura del pensamiento del mismo Calvino, en los términos de unos ultra-calvinistas del siglo diecisiete.
Cada una de esas doctrinas expresa una verdad pero suelen ser malentendidas. ¡Qué feísima la designación de "Depravación total"! Parece sugerir que en los seres humanos no hay nada bueno, sólo corrupción, pero eso no es el sentido original de la expresión. El adjetivo "total" no significaba originalmente una total ausencia de valor moral en los seres humanos. Tuvo más bien la intención de refutar la antropología medieval tricotomista, con raíces griegas, del "alma apetititiva" ubicada entre la concupiscencia deL cuerpo y la pureza moral del "alma racional" (el espíritu). A eso se debía el optimismo racionalista del escolasticismo medieval. Los reformadores respondían que toda la persona humana, incluso el raciocinio, está dañada por el pecado. Nuestra única esperanza es la revelación de la gracia del Creador.
El "pecado original" significa que detrás de nuestras acciones pecaminosas ("pecados actuales") está algo más grande, que viene desde los orígenes de la humanidad. En ello participamos todos, pero en otro sentido todos somos víctimas de esa historia. Es importante notar que en Génesis 3 el pecado no tiene origen humano; entró al paraíso desde afuera, de fuerzas demoníacas externas a la humanidad. En ese aspecto, el concepto de pecado original conlleva una nota de compasión y solidaridad.
A la vez, ambos conceptos clásicos, pecado original y "depravación" total, nos obligan a tomar con su debida fuerza y seriedad la realidad de la maldad en nosotros y en la historia. Reinhold Niebuhr, en una expresión famosa, afirmó que el pecado original es la única doctrina cristina sujeta a verificación empírica.
A comienzos del siglo XX se fundó una nueva revista religiosa, a la que bautizaron "Christian Century" (siglo cristiano), ya que a fines de los 1800s prevalecía la doctrina del progreso inevitable de la humanidad. Pero ese "siglo cristiano" trajo dos guerras mundiales, campos de concentración y bombardeos aéreos de poblaciones civiles, incluso con bombas atómicas.
Desmond Tutu y su hija Mpho Tutu publicaron un libro con el título de "Creados para lo bueno" (Made for Goodness: And Why this makes all the difference; HarperOne). Una excelente reseña de dicho libro en Christian Century, 6 de abril 2010, me inspiró estas reflexiones.
¿Pecado original? Sí y no. ¿Nobleza original? Sí, original y final también. He ahí las bases para un auténtico humanismo evangélico en lugar de una teología pesimista y misantrópica.
Notas:
(1) En el inglés, estos términos deletrean la palabra "TULIP" (tulipán): Total depravity, unconditional election, limited atonement, irresistible grace y perseverance of the saints. No sé si existen equivalentes en alemán o en holandés.
Sobre el autor:
Juan Stam se nacionalizó costarricense como parte de un proceso de identificación con América Latina. Es Dr. en Teología por la Universidad de Basilea. Docente y escritor de libros, artículos y del Comentario Bíblico Iberoamericano del Apocalipsis de Editorial Kairós.
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