Por Trevin Max - Artículo publicado originalmente en inglés por The Gospel Coalition
Traducido por Elisa Padilla - Fundación Kairós, Argentina
John Stott y Billy Graham |
Agradezco a César Orellana por el envío del artículo intitulado When John Stott Confronted Billy Graham, que ratifica la posición que expresé en mi blog bajo el título: “¿Quién fue Billy Graham”. Escrito en inglés por Trevin Max, este artículo fue publicado recientemente en el boletín de The Gospel Coalition. Da cuenta del debate que John Stott tuvo con Billy Graham en 1975, en la primera reunión global del Movimiento de Lausana que se constituyó a raíz del primer Congreso Internacional de Evangelización Mundial (Lausana I). Muestra claramente la distancia entre el énfasis unilateral de Billy Graham en la evangelización y la posición de John Stott, que consideraba que la proclamación del Evangelio no debía aislarse de la práctica de otros aspectos de la misión integral de la Iglesia, como son el estilo de vida cristiano y la acción social que manifiesta el amor al prójimo.
- C. René Padilla
John Stott versus Billy Graham: Una confrontación histórica - Por Trevin Max
¿QUÉ SUCEDE cuando dos de los evangélicos más influyentes del siglo XX no están de acuerdo en sus posturas respecto a un tema que tiene implicancias teológicas y prácticas importantes? Un enfrentamiento público. Eso es lo que sucedió con John Stott y Billy Graham a mediados de los años 70 en referencia al lugar del ministerio social en la misión de la iglesia.
Dos mil quinientos evangélicos de ciento cincuenta países, ciento treinta y cinco denominaciones se reunieron en 1974 en Lausana, Suiza, para el Congreso Internacional de Evangelización Mundial. En su biografía sobre John Stott, Alister Chapman en Godly Ambition (Ambición divina) describe el trasfondo de la confrontación. El propósito principal del Congreso era impulsar a los evangélicos a terminar la tarea, a procurar que finalmente el evangelio llegara a cada rincón de la tierra. Su tema, anunciado desde la plataforma era: “Que el mundo escuche su voz”.
Ya en la época de Lausana, Stott había llegado a la conclusión que el llamado de Dios para su pueblo era ocuparse de la sociedad y la política además de la evangelización. Muchos en Lausana estaban de acuerdo con él, especialmente las personas de iglesias asociadas al Consejo Mundial de Iglesias, en el que las cuestiones sociales y políticas tenían una importancia destacada. Sin embargo, todavía era común, especialmente en los Estados Unidos, la creencia que la predicación del evangelio era lo único que importaba. Hablar de acción social traía a la mente el temido Evangelio Social, que muchos consideraban la causa principal del desvío teológico de las denominaciones históricas de su país.
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En Lausana Stott quería que los evangélicos tomaran en serio la acción social. El énfasis del mensaje que dio Stott en la plenaria que tuvo a su cargo fue que la Gran Comisión misma exigía que los cristianos prestaran atención a las necesidades físicas y sociales de las personas, así como a sus necesidades espirituales. Logró esto no basando su mensaje en la versión más común de la comisión, que es la del mandamiento de Jesús de ir y hacer discípulos de todas las naciones, según la versión del Evangelio de Mateo, sino más bien en el relato del Evangelio de Juan, en el que Jesús dice a sus discípulos que como el Padre lo había enviado, así los enviaba él. Y así como la misión de Jesús había incluido el cuidado del aspecto físico de las personas, además de su alma, así debe ser para la iglesia.
El Pacto de Lausana reflejó la perspectiva de Stott. Se focalizó principalmente en la evangelización, pero incluyó una sección secundaria sobre la responsabilidad social. Sin embargo, con el pasar del tiempo se puso en evidencia que la Comisión a la que se le encargó continuar la obra de Lausana no estaba muy convencida con la inclusión del ministerio social en el Pacto.
Stott descubrió que los poderes dominantes en el movimiento de Lausana, de iniciativa norteamericana, no habían aceptado realmente este doble énfasis en la evangelización y la acción social… Stott estaba convencido de que Lausana debía incluir tanto la acción social como la evangelización. Sin embargo, el Comité organizador ya se había fortalecido en su contra.
Así que en cuanto Stott llegó a la ciudad de México en enero de 1975 para la primera reunión del Comité, se dio cuenta de que ésta iba a ser una ardua batalla.
Billy Graham fue el orador en la reunión inicial la primera noche: “Lo que yo aconsejo —dijo— es que nos concentremos estrictamente en la evangelización y las misiones, mientras que al mismo tiempo animemos a otros a hacer la labor especializada que Dios le ha encomendado a la iglesia”.
Stott se quedó despierto por varias horas esa noche formulando su respuesta a la propuesta de Graham. A la mañana había decidido confrontar a Graham, quien estaba financiando la reunión y al movimiento. Al inicio de la reunión, Stott sorprendió a todos diciendo que si la perspectiva de Graham predominaba en el movimiento, él renunciaría al Comité. Además, exigió que el énfasis del Pacto de Lausana en las consecuencias sociales del evangelio se viera reflejado en la labor posterior de la organización. Stott y Graham se conocían desde las cruzadas de evangelización que Graham había realizado en Inglaterra a mediados de los años 50 y entonces habían entablado una amistad personal. Aún así, el desafío de Stott fue muy audaz.
¿Cómo se resolvió este desacuerdo? No se resolvió. Por lo menos, no totalmente. Lo que sucedió fue lo siguiente: encerraron a Stott y a Peter Wagner (un profesor del Seminario Evangélico Fuller que quería que Lausana se enfocara en estrategias de evangelización) en una habitación y les encomendaron la tarea de llegar a un acuerdo. El resultado fue una débil referencia a “la totalidad de la misión bíblica de la iglesia”, como constaba en la declaración de propósito del Comité. Graham se aseguró de que su relación con Stott no se quebrara, y en abril le escribió para decirle que “no hay nadie a quien yo respete, ame, admire y con gusto seguiría con más devoción que a tí”. Fue una señal de la humildad de Graham el que no haya usado su enorme prestigio para darle peso a su postura en esa reunión de Méjico.
Cuando pienso en John Stott y Peter Wagner encerrados en una habitación, solo desearía que también hubieran tenido un grabador encendido junto ellos.
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