Solentiname |
Desde que Doris y yo comenzamos nuestro ministerio en el campo rural de Guanacaste (Costa Rica), los campesinos nos han servido de mucha inspiración y nos han enseñado mucho. Muy especiales entre ellos han sido los campesinos y campesinas de Solentiname, de la comunidad contemplativa que fundó Ernesto Cardenal. En parte por haber sido nuestros vecinos cuando vivían en los Cedros de Montes de Oca, pero además debido a nuestro trabajo con el Comité Ecuménico pro-refugiado nicaragüense (1977-1979), compartimos muchas experiencias con ellos y forjamos relaciones de amistad muy profundas.
Ernesto Cardenal (n. 20 enero 1925), como todos saben, es un muy destacado poeta en Nicaragua, un país de poetas. Participó en la "Rebelión de abril" (1954) contra el dictador Somoza García y al regresar de la clandestinidad anunció que había decidido hacerse sacerdote. En 1957 ingresó al monasterio trapense de Nuestra Señora de Getsemaní bajo la dirección espiritual de Tomás Merton. Con Merton comenzó a soñar con un nuevo tipo de comunidad de fe en el lugar más abandonado de Nicaragua. Ese lugar resultó ser Solentiname, y el 13 de febrero de 1966 llegó Ernesto Cardenal con dos compañeros. Vestido de blue jeans y la típica cotona (el "hábito monástico" de la comunidad), luciendo su frondosa barba, el padre comenzó a conocer la gente, ganar su confianza y plantearles el proyecto que traía.
Su proyecto era el de formar una comunidad de oración y contemplación alrededor de la celebración de la eucaristía y del "estudio dialogado" de Dios llega al hombre, la única versión bíblica, decía Ernesto, que la gente puede entender. Se levantaban a las cuatro de la mañana a orar, y se reunían de nuevo a las siete a orar y estudiar el Evangelio. En los sermones de los domingos Ernesto subrayaba el desafío de no sólo llamarnos cristianos sino de vivir el Evangelio en la práctica diaria y de vivir de manera plena y auténticamente humana. La dinámica fundamental del crecimiento espiritual de la comunidad fueron los estudios bíblicos, semana tras semana. El "método dialogado" era el estudio inductivo del texto, buscando juntos el mensaje de cada pasaje para ellos como nicaragüenses.[2]
Para local de sus estudios, construyeron "Los ranchitos de la familia de Dios", y como familia, en comunidad, estudiaban la Biblia. Ernesto se cuidó mucho de no dominar las conversaciones ni imponer sus propias interpretaciones. Después de una oración, uno de ellos leía el pasaje y se hacían preguntas y compartían sus comentarios sobre el texto. Observaban la cercanía del mundo bíblico con el mundo de ellos: sembrando granos, pescando en el lago, tempestades y naufragios en que casi se mueren. Su interpretación, por supuesto, no era infalible, pero casi siempre se auto-criticaban y se auto-corregían. Ernesto Cardenal observó que mostraban más profundidad que muchos teólogos.[3]
Con muy poca escolaridad, o nada en algunos casos, obviamente estos campesinos no estaban acostumbrados a analizar un texto antiguo o conversar analítica y críticamente sobre ideas importantes. En el estudio bíblico descubrieron su propia inteligencia y capacidades. Descubrieron con mucho entusiasmo el deleite del estudio bíblico. Y lo más importante, descubrieron que ellos eran y son imagen y semejanza de Dios. "Los comentarios del Evangelio fueron para todos como una universidad", dijo una participante. Doña Olivia, una especie de "madre superiora" para la comunidad, suele decir, "Antes de venir el Poeta con la Palabra, vivíamos más como animales que como seres humanos". El Evangelio les hizo humanos y puso poesía en sus vidas.
El descubrir su humanidad como imagen y semejanza de Dios transformó radicalmente la vida de estos campesinos. Desarrollaron una profunda fe en Dios y una espiritualidad muy genuina. Además se desarrolló entre ellos una famosa escuela de pintura primitiva y también, con muchas de las mismas personas, una escuela, igualmente famosa mundialmente, de poesía primitiva.[4] Por el evangelio descubrieron los dones que Dios iba a desarrollar en ellos y ellas.
Mayra Jiménez, poetisa costarricense que trabajó muy de cerca con la comunidad de Solentiname, habla de "los tres milagros de Solentiname". El primer milagro, dice ella, fue la interpretación popular del Evangelio, el segundo fue el surgimiento de una escuela de pintura primitiva, y el tercer milagro fue el florecimiento de poesía entre estos campesinos y campesinas que vivían en unas islas abandonadas ahí "donde el diablo dejó la chaqueta". Y es evidente que el segundo y el tercero nacieron del primero, no sólo porque fue lo primero que inició lo demás sino también porque fue en esos estudios que descubrieron su dignidad personal y su potencial humano.
Ernesto mismo explica el origen de la pintura en Solentiname:[5]
Estaba yo recién llegado a Solentiname cuando vi unos "guacales" (calabazas para beber agua) labrados y pintados por un campesino -- recuerdo que en uno de ellos había una sirena tocando una guitarra -- y pensé que ese podría ser un buen pintor. Le dimos papel y lápices de color y pronto nos llevó bonitos dibujos primitivos. Después estuvo en Solentiname un joven pintor de Managua, Róger Pérez de la Rocha, y él le dio óleos, y el campesino pintó un bello cuadro primitivo, que se vendió inmediatamente en Managua. Ese fue Eduardo, nuestro primer pintor.
Animados y ayudados por Ernesto, pronto casi todos comenzaron a pintar. Y pintaban bien. Según me cuentan, funcionaba como una especie de cooperativa. Ernesto conseguía los materiales, todos pintaban y traían sus cuadros al grupo para su crítica y su aprobación. Entonces Ernesto se encargaba de la distribución para la venta en muchos lugares del país y del mundo. Con eso el nivel económico de la comunidad se iba mejorando notablemente.
Lo que más impresiona de Solentiname es la manera en que la pintura y la poesía llegaron a ser una pasión de toda la comunidad. Que hubiera un pintor, llamado Eduardo, no sorprende, pero que en unas islas aisladas y lejas de los centros culturales del país, se lograra ser una comunidad de pintores y poetas, ¡eso sí es impresionante! Las artes dejaron de ser monopolio de una élite privilegiada para pertenecer a todo el pueblo, pues todos eran hijos e hijas de Dios, creados a la imagen y semejanza del mismo Creador.
Hacia finales de 1976 Mayra Jiménez, respetada poetisa costarricense y vieja amiga de Ernesto Cardenal, llegó a Solentiname. El domingo, en la misma, Ernesto la presentó a la comunidad y anunció que iban a trabajar con talleres de poesía y que los interesados se quedaran unos minutos para conversar. Dice Mayra que por su experiencia en otros lugares esperaba una respuesta de cinco o seis personas, pero se quedaron treinta. Y eso fue apenas el inicio. Parecía que la musa de la poesía tenía un cariño especial para estas islas y pronto todos estaban tanteando sus versos.[6] Hasta los niños se apasionaron por "echar sus versos al viento". Juan Agudelo, de siete años de edad, tenía un concepto muy claro de lo que es la poesía:
El Poema
La poesía nace en una flor de sacuanjoche,
en la que mariposas rojas chupan el néctar.
La poesía son las cosas que se dicen
un par de enamorados.
La poesía es más delicada que el reflejo de la luna
en el lago.
Un poema perfecto es como la Revolución.
Este niño prodigio era ya un buen revolucionario en formación:
La Revolución es
La Revolución es Fidel Castro jugando basket-ball
La Revolución es el Granma donde viajaron los héroes
La Revolución es Sandino diciendo un discurso a su pueblo
La Revolución es que todas las mamás cuiden bien a sus niños
La Revolución es el lago donde hay pescados para todos
La Revolución es una pareja de enamorados
La Revolución es la flor de sacuanjoche
La Revolución es Mario Avila poniéndole música a un poema
La Revolución es una bala de cañón que dispara a los imperialistas
La Revolución es vencer a los imperialistas
La Revolución es Ernesto Cardenal escribiendo un poema para Solentiname
La Revolución es una mariposa de colores que pasa volando alrededor de los héroes
La Revolución son todos los cubanos aplaudiendo a Fidel
La Revolución es mi papá haciendo una escultura con todos sus formones.
Otro resultado del estudio bíblico, además de la pintura y la poesía, fue que el Evangelio inculcó en ellos una ética de amor al prójimo, una ética de solidaridad como comunidad y de solidaridad con la comunidad nacional de Nicaragua. Esto fue necesariamente un proceso político. "Lo que más nos radicalizó políticamente", dijo Cardenal, fue el Evangelio:
Todos los domingos en la misa comentábamos con los campesinos en forma de diálogo el Evangelio, y ellos con admirable sencillez y profundidad teológica comenzaron a entender la esencia del mensaje evangélico: el anuncio del Reino de Dios, Esto es: el establecimiento en la tierra de una sociedad justa [Mat 6:10,33], sin explotadores ni explotados, con todos los bienes en común, como la sociedad que vivieron los primeros cristianos
Y los campesinos de Solentiname que profundizaban este evangelio no podían dejar de sentirse solidarios con sus hermanos campesinos que en otras partes del país estaban padeciendo la persecución y el terror: los estaban encarcelando, torturando, asesinando, les violaban sus mujeres, les quemaban sus ranchos, los arrojaban desde los helicópteros. También tenían que sentirse solidarios con todos aquellos que por compasión al prójimo estaban ofrendando sus vidas. Y esta solidaridad para ser real significa que uno también tiene que comprometer su seguridad y su vida. En Solentiname se sabía que no íbamos a gozar siempre de paz y tranquilidad si uno quería poner en práctica la Palabra de Dios. Se sabía que la hora del sacrificio iba a llegar, y esa hora ya llegó.
Algunos podrán discrepar con un punto u otro de este proceso de concientización radical, pero hay algo que nadie puede negar: estas convicciones nacieron directamente del estudio de la Palabra de Dios.
En octubre de 1970 la Comunidad se declaró en apoyo al FSLN, y después comenzaron entrenamientos militares. El 13 de Octubre de 1977 la ofensiva final contra Somoza comenzó con el asalto por los y las combatientes de Solentiname al cuartel militar de San Carlos (el puerto del lago más cerca de las islas). Me han contado que oraron antes de iniciar el ataque. Tomaron el control completo del cuartel, y a Alejandro Guevara de Solentiname le todo entrar con instrucciones de quemar todo. Sin embargo, al ver el gran número de enemigos heridos y escuchar sus llantos, Alejandro decidió no ponerle fuego. Por eso la Guardia Nacional trató de negar que los insurgentes hubieran tomado el cuartel. Los combatientes huyeron hacia Costa Rica para dejar a sus familiares y reagruparse para seguir con su lucha. Dos de la comunidad, Donald Guevera y Elvis Chavarría, fueron capturados y asesinados por la Guardia.[7] Poco después invadieron las islas y destruyeron todo vestigio de la comunidad.
Al principio, como discípulos de Merton y Ghandi, y sobre todo de Jesús de Nazaret, tenían dudas en cuanto a la lucha armada. Con el tiempo concluyeron que era un mal necesario, como único camino hacia la liberación. Cuando reporteros europeos entrevistaron a Nubia Arcia en nuestra casa, ella explicó: "No es que queremos matar a nadie, sino que estamos dispuestos a morir por nuestra patria" Bosco Centeno, gran poeta de Solentiname y sub-comandante en el combate, odiaba la violencia y procuraba evitar cometerla. Una vez Bosco había dejado herido a un guardia, después arriesgó su propia vida para rescatar al enemigo herido y llevarlo a un centro médico del Frente. Plasmó su humanismo y amor en unos bellos poemas:
Hermano
Hermano guardia perdoná que tenga que afinar
bien la puntería al dispararte,
pero de nuestros disparos dependen los hospitales
y las escuelas que no tuvimos,
donde jugarán tus hijos con los nuestros.
Sabé que ellos justificarán nuestros disparos
pero los hechos por vos serán
vergüenza de tu generación.
Tenle miedo a los poetas tirano
Tenle miedo a los poetas tirano
porque ni con tus tanques sherman
ni con tus aviones a reacción
ni con tu batallón de combate
ni con tu seguridad
ni con tus nicolasa
ni con cuarenta mil marines
ni con tus super-entrenados ránger
ni siquiera tu Dios
evitarás que te fusilen en la historia.
Con el triunfo Sandinista el 19 de julio de 1979, Ernesto Cardenal fue nombrado Ministro de Cultura y muchos de los líderes de la comunidad se trasladaron a Managua. En 1983, en su visita a Centroamérica, el papa Juan Pablo II reprendió a Ernesto en forma muy humillante, pero él siguió sin desmayar con su misión cultural. En 1989 fundó, junto con Dietmar Schönherr, la Casa de los tres mundos (poesía, pintura, escultura) y en 1994 renunció al FSLN para unirse al MRS (Movimiento de Renovación Sandinista).
Notas:
[1] El archipiélago de Solentiname consta de 38 islas en el sur del Lago de Nicaragua. cerca de la frontera con Costa Rica. En los años 60 estaba poblado por 90 familias con un total de unos mil habitantes,
[2] Una transcripción fiel de estas conversaciones bíblicas fue publicada con el título de El Evangelio en Solentiname.
[3] Para más detalles, vean "Interpretación bíblica en las comunidades de base centroamericanas" en este mismo blog.
[4] Los y las pintores de Solentiname distinguen "arte primitivista". que sigue la escuela primitivista, y la "pintura primitiva" de ellos, como campesinos que simplemente pintan lo que ven, como lo ven
[5] Sobre la pintura en Solentiname Ernesto escribió "Los campesinos de Solentiname pintan el evangelio" (1982). "Nostalgia del futuro, pintura y buena noticia en Solentiname" (1983) y "Nuevo cielo y tierra nueva" (1985).
[6] Hoy, unos cuarenta años después, ellos -- y sus hijos e hijas -- siguen escribiendo poesía.
[7] Tres más -- Chato Medrano, Roberto Pichardo y Panchito Batata -- también perdieron la vida.
Sobre el autor:
Juan Stam se nacionalizó costarricense como parte de un proceso de identificación con América Latina . Es Dr. en Teología por la Universidad de Basilea. Docente y escritor de libros, artículos y del Comentario Bíblico Iberoamericano del Apocalipsis de Editorial Kairós.
Sitio web de Juan: Juan Stam
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