Las investigaciones más recientes en el campo de la escatología del
Nuevo Testamento muestran que la más antigua tradición de la enseñanza
de Jesús combina la afirmación de la venida del Reino como una realidad
presente y la expectativa del cumplimiento del propósito redentor de
Dios. Sin embargo, la premisa básica de la misión de Jesús y el tema
central de su predicación no es la esperanza de la venida del Reino en
una fecha predecible, sino el hecho de que en su propia persona la obra
del Reino ya se ha hecho presente con gran poder.
Jesús afirma que nadie sabe el día ni la hora en que el drama
escatológico llegará a su conclusión. Pero afirma que el último acto del
drama “(los últimos días)” ha comenzado en él. El Reino tiene que ver
con el poder dinámico de Dios por medio del cual “los ciegos ven, los
cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos
son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio”.
Ha llegado la hora anunciada por los profetas: el Ungido ha venido
para dar buenas nuevas a los pobres, sanar a los quebrantados de
corazón, pregonar libertad a los cautivos y predicar el año agradable
del Señor. En otras palabras, la misión histórica de Jesús sólo puede
entenderse en conexión con el Reino de Dios. Su misión aquí y ahora es
la manifestación del Reino como una realidad presente en su propia
persona y acción en su predicación del evangelio y en sus obras de
justicia y misericordia.
En línea con esto, el reino es el poder dinámico de Dios que se hace
visible por medio de señales concretas mostrando que Jesús es el Mesías.
Es una nueva realidad que ha entrado en el cauce de la historia y que
afecta la vida humana no sólo moral y espiritualmente, sino también
física y psicológicamente, material y socialmente. En anticipación de la
consumación escatológica al final del tiempo, ha sido inaugurada en la
persona de Cristo.
Por tanto, hablar del Reino de Dios es hablar del propósito redentor
de Dios para toda la creación y de la vocación histórica que tiene la
iglesia respecto a ese propósito aquí y ahora, “entre los tiempos”. Es
también hablar de una realidad escatológica que constituye el punto de
partida a la vez que la meta de la iglesia. La misión de la iglesia,
consecuentemente, sólo puede entenderse a la luz del Reino de Dios.
La consumación del propósito de Dios se realizará en el futuro pero
aquí y ahora es posible vislumbrar la realidad presente su Reino.
Sobre el autor:
C. René Padilla es ecuatoriano, doctorado (PhD) en Nuevo Testamento por la Universidad de Manchester, fue Secretario General para América Latina de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos y, posteriormente, de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL). Ha dado conferencias y enseñado en seminarios y universidades en diferentes países de América Latina y alrededor del mundo. Actualmente es Presidente Honorario de la Fundación Kairós, en Buenos Aires, y coordinador de Ediciones Kairós.
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