"Las manos que construyen, también pueden derribar" |
La cifra de personas muertas por los conflictos entre el Estado de Israel y el movimiento palestino Hamas, ascendió este fin de semana a 1.034 y a 6.234 heridas (Publico.es). En su mayoría, los afectados son personas inocentes (muchos niños y niñas) que forman parte de la población civil que habita la Franja de Gaza. No es necesario repetir los detalles periodísticos que ya conocemos.
Mientras todo esto sucede, una avalancha de textos cruzan las redes sociales con mensajes que reducen la tragedia al análisis de la historia, al escrutinio político o a exponer razones teológicas que señalan que Israel tiene derecho a reclamar la tierra heredada por designio divino. Muchos escriben que Israel actúa solo a la defensa (perorata militar que la realidad contradice) y que son los palestinos los que atacan y «se hacen las víctimas». ¡La insensibilidad cuando se acompaña de explicaciones pierde sus límites!
El autor de esta reflexión, Harold Segura, junto a un grupo de niños palestinos |
Razones habrá, de parte y parte; no lo niego. Motivos históricos sobrarán. Pero será otro el momento para discutirlos y no éste. Hoy, por encima de todas las ilustradas razones, de los iluminados motivos y de los inspirados argumentos, una cosa vale más que todos ellos: la vida de quienes sufren. Es la vida mi argumento, por encima de todas las historias y de todos los dioses. Y porque la vida vale, las acciones militares de parte de Israel deben parar.
Israel, ¿no es hora de que recuerdes al Di-s que nos enseñaste? Ese Di-s dice: «¿No ven que no me complace la muerte de nadie? —oráculo del Señor Dios—. Conviértanse y vivirán». (Ezequiel 18:32)
Sobre el autor:
El pastor y teólogo Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International y autor de varios libros.
Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia.
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