Y la tierra estaba en el vacío absoluto,
por eso prevalecía la más profunda oscuridad.
Y el Espíritu de los dioses aleteaba sobre las aguas.
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Al acercarnos al texto hebreo de una manera humilde y hasta inocente, podremos ir viendo cómo, de vez en cuando, saltan algunos vocablos en reclamo absoluto, en protesta literaria o desesperación escriturística. Los tres primeros versículos del Génesis son un buen preámbulo confirmatorio de esto.
Dioses: La palabra que aparece normalmente traducida por “Dios” es אֱלֹהִ֔ים (elohim), y es el plural de אֱלוֺהַּ (eloha). Algunos intérpretes aducen que este es un plural mayestático, es decir: una forma pluralizada del nombre de Dios, con el elemento aumentativo por su majestad. Así como se referían antaño a los reyes o personas de suma importancia. Otros comentaristas cristianos creen ver aquí una evidencia de la Trinidad, en la que desde la creación actúan las tres personas. El Evangelio de Juan afirma que el Verbo (Jesús) es creador de todas las cosas y estaba desde el inicio de los tiempos. En todo caso, llama la atención que las traducciones hayan invisibilizado este plural por siglos.
Vacío: Esta palabra en el original está formada por dos. תֹּ֫הוּ (tohu) que significa vaciedad, y בֹ֔הוּ (bohu) que también significa vacío o vaciedad. Algunas traducciones, sobre todo las más antiguas, mencionaban un inicio “desordenado y vacío” del Universo. Otras versiones hablan de “Caos absoluto”. Sin embargo, es evidente la contradicción. Nada que esté absolutamente vacío puede estar a la vez desordenado. El texto hebreo intenta recalcar que al inicio no existía nada, era la nada de las nadas, el vacío primordial y absoluto. La Creación es ex nihilo desde la nada.
Oscuridad: Y justamente porque aún no se había creado ninguna luminaria, la oscuridad absoluta prevalecía.
Tres momentos que resumen los primeros movimientos de Dios en Génesis: Primero el Gran Dios de los dioses el plural mayestático de poder, o la Trinidad en su conjunto, aletean poderosamente sobre el vacío primordial, la nada de las nadas y la oscuridad más impenetrable. Un segundo después hubo luz y todo cuanto hay y vemos empezó a existir. En nuestra vida ese mismo Dios de dioses puede volver a aletear en nuestro vacío mas profundo o en nuestra oscuridad más absoluta, para culminar con una explosión de luz y vida que dé inicio a todo… de nuevo.
Sobre el autor:
José Chacón es de Costa Rica, ha realizado estudios de Periodismo, Biblia y Teología. Es autor de los libros "El Decálogo, un canto de adoración" y "Spiro". Fundador de la Comunidad Interludio.
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