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El rol de pastor
en las iglesias evangélicas se ha erguido bajo el argumento teológico de que
este oficio ministerial dentro de la iglesia local, se lo ejerce gracias al
llamado que Dios da a determinados hombres para que le sirvan en la pastoral.
Este rol tiene su símil en el oficio que le da su nombre de manera originaria;
el Salmo 23 en su dinámica de cuidar ovejas esboza el oficio en tres
principios: guiar, cuidar y alimentar a la grey. Concuerdo con este argumento y
con los principios de acción del salmista, sostengo el llamado de Dios al
oficio de la pastoral, sin embargo, este llamado debe ir de la mano de procesos
de cambio real de los hombres que responden al llamado que posibiliten la realización
adecuada de este rol dentro de la comunidad de creyentes.
En los términos
de la educación actual es bien concebido el desarrollo de las destrezas. Las
destrezas no solo se consiguen dentro de las aulas sino que son parte de los
procesos de vida, de socialización de las
personas que se congregan, los pastores muchas de las veces salen de las
iglesias locales gracias a sus destrezas en oratoria pero con una pobreza en
conocimientos de teología o de otras disciplinas de las ciencias que le dan
soporte a su rol. La pastoral requiere de destrezas que bien pueden ser
obtenidas por una vida de cambio, un testimonio real y una templanza para no
mirar atrás y poder guiar a otros a vivir el Reino de Dios. Pero también de
destrezas que se consiguen en procesos de capacitación permanente.
Las destrezas de
igual manera pueden ser obtenidas en las aulas de los institutos, seminarios y
universidades, si bien estos espacios de
formación no gradúan pastores, forman para el ejercicio de una pastoral eficaz.
Llevo años escuchando a hermanos pastores menospreciar la educación en
seminarios, institutos y otros espacios seculares. Frases mal intencionadas en
reuniones fraternas como va “hablar el teólogo”, o las expresiones de
autoestima baja que salen a la luz como, “el Señor nos preparó” como un
justificativo a no querer entrar a espacios informales o formales de educación.
Conozco pastores
extraordinarios con grandes destrezas pastorales que solo han logrado tener
niveles de educación elemental. De igual manera pastores con limitadas
destrezas pastorales con grados de cuarto nivel como maestría o PHD cuyas
predicas confunden y no animan, tal vez por ellos los pastores sin preparación
teológica reniegan del estudio y el culto hacia la persona que hacen constantes
menciones a sus logros académicos.
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El rol de pastor
es un oficio delicado, se trabaja con la integralidad de la persona, lo que se
expone del texto bíblico se lo debe vivir y a su vez animar a otros que lo
vivan, este puesto en la iglesia local
es el perfecto lugar de condenación para los que le sirven sin integridad. Si
servimos con integridad y buscamos su Reino la salvación es segura, sin embargo;
para los que están en el puesto como medio de vida, porque no tienen otra
opción de trabajo o peor aún, de manera consiente usan su rol para engañar a
otros y beneficiarse del cargo, deben tener una noción de espiritualidad de
otros como algo de que beneficiarse, que a pesar de ello prefieren aferrarse a
este rol con fines distintos al de guiar a otros por el camino de la fe.
Los que ejercen
la pastoral sin un llamado están instrumentalizando su rol en la iglesia local.
Sin embargo ¿Qué hay del pastor que solo sabe ser pastor?, que en el mundo actual lucha con dientes y
piedras para aferrarse al puesto porque es su único medio de vida y a pesar de
este cuestionamiento se aferra a la idea de que sirve a Dios. Qué hay del
pastor que arrastro a su familia al oficio pastoral, justificando su falta de
ingresos por su entrega a la iglesia local. He escuchado a hermanos pastores
que sostienen que sus limitaciones económicas se deben al servicio que prestan
en la iglesia local. Los errores de interpretación bíblica justifican el pastor
a tiempo completo (relacionado a jornadas de trabajo), el vivir por fe haciendo
que algunos pastores justifiquen el no “trabajar” de manera secular porque
sirven a Dios a pesar de las carencias familiares. Olvidamos que los pastores
de vertientes teológicas reformadas eran agricultores y campesinos que
abrazaron la fe y ejercían su llamado de servicio en las primeras iglesias de
los poblados más olvidados de Europa.
Pero del otro
lado y tal vez más preocupante. El pastor mesiánico, líder carismático que
controla los destinos de quienes se congregan, que por su carisma la iglesia
local crece y por lo tanto crece su prestigio y su propio ingreso financiero. El pastor al que no se le
puede cuestionar ya que el crecimiento de la iglesia se debe a él, a su modelo
de liderazgo, el pastor que toma decisiones sobre los diezmos y ofrendas. El
pastor que coloca nuevas cargas a la grey y prohíbe celebraciones y días
festivos creando teologías erradas que son sostenidas por su carisma, “profesa
conocer a Dios y con sus acciones lo niega”, pastores que deliberadamente
buscan el crecimiento de la iglesia pensando en el aumento de sus ingresos
avalados por una teología de la prosperidad que teológicamente defiende, bajo
el discurso de: como “hijo del rey”, debe vivir “como rey”.
Llegaron a la
pastoral instrumentalizando su carisma, el llamado fue confundido con la
atracción de la gente hacia ellos. Pueden ejercer de motivadores o la tan de
moda coaching usada en espacio motivacionales de mercado. Pero su camino de
vida fue la pastoral del engaño, son buenos en ello y eso les garantiza un
medio de vida. Suelen “servir” dentro de
las estructuras de las megas iglesias, de las iglesias franquicia que al
parecer “llaman”[1] a
este tipo de personas a la pastoral, o ¿son este tipo de personas las que
permiten la creación de este tipo de iglesias? Una duda que no quiero
generalizar.
Vale recordar
que los escándalos que salen a la luz dentro del mundo evangélico tienen que
ver con hombres o mujeres mediáticos gracias
al trabajo en sus iglesias “exitosas”. Su viga en el ojo sale a la luz con la incoherencia
entre dichos y hechos, predican lo que no hacen, con el tiempo se les descubre actos
reñidos con la ética como: uso de los fondos de la iglesia de manera autoritaria, manipulación
de la vida de otros, o cuestionamiento que caen en la moralidad o en la concupiscencia
tal cual lo denomina el texto bíblico.
Quisiera
detenerme para tratar de explicar de manera sencilla el término
instrumentalización que estoy usando, tal vez para el lector le parezca tarde
en el orden de este artículo pero necesario para cerrar. La
instrumentalización, término relacionado con la sociología política hace
referencia a los usos que se dan de diferentes espacios sociales con un fin
político.
En este sentido
del término y dentro de estas líneas, la instrumentalización tiene que ver con
el uso que se le da a algo para un propósito distinto para el que fue creado.
Pueden ser objetos, cargos, medios, entre otros que al ser ocupados o usados tienen
distintos fines (intencionalidad) para el que fueron creados. El puesto de pastor de una iglesia local, es
un puesto de gran honor y responsabilidad, no solo se relaciona con las
habilidades comunicativas que son las que generalmente se valoran al momento de
elegir un pastor. Cada vez hay más iglesias evangélicas pequeñas de distinta
denominación que se quedan sin congregación, y más pastores con congregaciones
reducidas que no pueden cubrir el sueldo del pastor, esto va de la mano con el
aumento de las iglesias franquicias y mega iglesias, que impulsan la “carrera”
del pastor “principal”. Cada vez más los miembros de iglesias pequeñas están
siendo seducidos por pastores de megas iglesias e iglesias franquicias, no les
importa que sacar cita con el pastor “principal” sea una tarea imposible. La
congregación se convierte en muchedumbre y no les importa no ser conocidos por
su nombre, ni no relacionarse con los
demás que de manera masiva se congregan de una hora a otra haciendo del uso de
tiempo dominical más eficaz.
Indudablemente
no hay que generalizar, grandes líderes pastorales de integridad también se
encuentran en estos modelos de iglesia, es decir no instrumentalizan la fe ni
su rol pastoral, solamente ocupan el puesto con los dones que Dios les ha
brindado y sus iglesias han crecido.
En este espacio
me refiero al ejercicio de la pastoral instrumentalizado que se da con mayor fuerza
en las megas iglesias y las iglesias franquicia. El hombre o mujer que llega a
las pastoral por su dones de líder carismático, para apoyar su labor crea discursos de dominación como el de ser “ungido del
Señor” o “ser hijo del Rey”, para justificar la opulencia conseguida en el
ejercicio de una pastoral que no rinde cuentas a la comunidad de los diezmos y
las ofrendas. Se rodea de líderes que nublados en su visión los respaldan o de
líderes que los respaldan con claridad que los fines de la instrumentalización
son el poder y los ingresos económicos que llegan también a quienes se
convierten en líderes asalariados y ocultan las flaquezas del pastor.
Lamentablemente
la instrumentalización de la pastoral va más allá de lo mencionado, y es
percibida como bendición. Pastores que gracias a su rol establecen contactos
nacionales e internacionales para su propio beneficio, crean discursos de
servicio que les permite generar “donaciones para el ministerio” que de no ser
por una intencionalidad instrumental esto no sería negativo, pero si se niegan
a rendir cuentas a la comunidad o a la denominación, si “algo” de las
donaciones va al bolsillo del pastor, ciertamente instrumentalizan la pastoral.
La instrumentalización
de la labor pastoral está en la intencionalidad de la persona que ejerce el pastorado.
Pastores que en su rol o ejerciendo cargos de sus organizaciones procuran tener
“contacto” con misiones extranjeras, donantes, para con ello obtener beneficios
económicos de distinto tipo, instrumentalizan la pastoral. Jesús los llama
asalariados.
Contrario a
estos hombres y mujeres de intencionalidad nublada, si hay Pastores que asumiendo
el rol a tiempo completo, y también compaginando el trajín pastoral con sus
trabajos y profesiones, complejizan su vida, extendiendo sus jornadas de
trabajo desde una vocación de respuesta
al llamado, sirven y buscan el Reino de Dios.
Si la
intencionalidad fue servirse del puesto desde el inicio puede hablarse de la instrumentalización
de la pastoral. Conozco hombres y mujeres de Dios entregados a la obra que han
sido bendecidos con bienes materiales por donantes o misiones extranjeras en
reconocimiento y ayuda a su trabajo, pero estoy convencido que esos bienes son
la añadidura de su búsqueda del Reino de Dios.
Con sorpresa he
visto que se busca ser pastor de una iglesia conocida bajo la cobertura de
algún pastor “principal”, o buscan un
puesto organizacional para obtener bienes materiales o donaciones sin tener a quien
rendir cuentas. Su móvil no es el
establecimiento del Reino de Dios.
Es decir, la
persona que instrumentaliza la iglesia, es responsable de la existencia de
pastores que instrumentalizan su rol, ambos se “benefician” de la relación.
Hermanos que se congregan en una iglesia por el lugar que refleja estatus
social, por el horario que se adecua a las necesidades individuales de los
asistentes, por la enseñanza del coach – pastor que da una buena charla
motivacional. El pastor que instrumentaliza su rol en la pastoral solo es
complemento de los “creyentes” que instrumentalizan la iglesia a sus fines y
necesidades. El mensaje es sustituido por el masaje, donde quien da el servicio
y quien lo recibe se lleva su parte de responsabilidad ante los ojos de Dios.
[1] Es necesario diferenciar que el llamado de una iglesia a servir
como pastor es acto segundo al llamado que Dios hace a la persona a su servicio
en el rol pastoral.
Sobre el autor:
Ronald Rivadeneira es Licenciado en Antropología Aplicada, Magister en Estudios Sociales con mención en Sociología. Es pastor Bautista desde hace 18 años, ex Decano del Seminario Bautista del Ecuador Facultad Quito. Actualmente es Presidente de la Asociación de Iglesias Bautistas de Pichincha y miembro del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista Ecuatoriana.
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