Imagen: Pixabay - CC0 Public Domain |
Es entendible que desatara tanta furia cuando enseñaba en contra de las tradiciones religiosas y de los dogmas que los sacerdotes de su época habían acomodado para su propio bienestar. Eso se entiende. Lo incomprensible es que sus enemigos también reaccionarán cuando sanó a algunas personas. ¿Cómo se puede estar en contra de que un paralitico se levante o un ciego vea? Pero eso fue lo que sucedió.
El texto del evangelio de Juan deja al descubierto lo absurda que puede llegar a ser una religión cuando olvida que el amor a Dios se expresa por medio del amor al prójimo. Para Jesús la vida plena estuvo siempre primero que las instituciones religiosas. Para él no había mejor manera de dar gloria al Padre que devolviéndole la vida a los que no la tenían (10:10). Que los cojos caminen, que los muertos resuciten, que los ciegos vean, que las viudas tengan consuelo, que los pecadores reciban perdón y que los niños y las niñas gocen de cariño; esta fue la religión de Jesús.
Sobre el autor:
El pastor y teólogo Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International y autor de varios libros. Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia.
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