Jesús entró a la sinagoga, cerca de donde había sido criado. Ahí leyó el texto de Isaías 61 en el que se configura su comisión en la tierra. Este acontecimiento está narrado en Lucas 4, y en los versículos 18 y 19 aparece el texto que pronunció Jesús de la siguiente manera:
18 «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, 19 a pregonar el año del favor del Señor.»
¿Por qué Jesús omite esa parte en su lectura? La era de la gracia había llegado por fin. Con la llegada de Jesús el juicio todo caía sobre él, la venganza toda caía sobre él. Ya no habría más juicio ni más venganza porque él habría muerto para llevar sobre sí toda esa furia divina y hacernos libres.
Jesus literalmente omitió la “venganza” del texto y también él mismo fue capaz de eliminarla de nuestra vida, para siempre.
Por eso es contradictorio escuchar a creyentes hablando juicio sobre otras personas, países, o grupos de personas. Si Jesús omitió esa palabra, nosotros debemos hacerlo también.
Sobre el autor:
José Chacón es de Costa Rica, ha realizado estudios de Periodismo, Biblia y Teología. Es autor de los libros "El Decálogo, un canto de adoración" y "Spiro". Fundador de la Comunidad Interludio.
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