Aprendiendo a ser humanos

Por Alejandra Ortiz, México
Imagen: Pixabay
¡Qué bueno es Dios al enseñarnos a ser humanos! A veces creo que los cristianos tenemos poco de "humanos" o al menos pretendemos ignorar esa parte.

Mis lecturas y meditaciones, así como mis experiencias de vida en este tiempo me dejan con dos opciones principales: Ignorar mi humanidad: dolor, angustia, aspiraciones, amores, pecado y frustración y escapar a un mundo construido por mis nostalgias o asumir todo esto y vivir la vida con Jesús día con día, en lo real y cotidiano. Prefiero lo segundo, aunque en muchas ocasiones vivo de otra manera.

El leer a Eugente Peterson me ha ayudado a pensar la vida en estos términos y confrontarme con la cantidad de veces que prefiero huir o negar mi realidad o la de otros, porque es dificil. Desde el primer libro que estudié y medité profundamente acerca de los Salmos de Ascenso ("Larga obediencia en una misma dirección") y ahora mientras leo "Leap over a wall" sobre la historias del rey David me siento con Dios a tomar té y reflexionar todo esto. Mis amigos y la gente con quien vivo me ayudan también a ver que ser real, vulnerable, mostrarme débil y con necesidades les ayuda a ellos a conocerse, a identificarse y que Dios se hace más claro y maravilloso ahí, en medio de nuestra fragilidad humana. Porque ahí brilla con más fuerza.

Y es que la vida no se resuelve con la fe, se vive con ella, a través de ella. La fe en Jesús no nos deja perfectos, sino que nos invita a caminar confiados por los senderos que recorremos, a desafiar ideas, a transformar comunidades, a vivir en la historia como parte de la misión de Dios y actuar. (También he sido muy influenciada por mis lecturas del Cuaderno Participativo de Clade V). Todo esto nace del saber, creo yo, que el ser humanos se aprende de Dios mismo. Qué el nos enseña y lo hace con la historia de Jesús como modelo pero también con muchos otros en la Biblia que se confrontan con Dios en medio de sus circunstancias particulares.

Algunas preguntas para seguir pensando:

¿Qué hace que muchos, en especial jóvenes, rechacen la fe cristiana porque resulta escapista? ¿no será nuestra forma de vivirla?

¿Qué tanto dejamos que otros vean quienes somos y lo que significa el evangelio en nuestras vidas?

¿No será que a veces escondemos nuestra realidad porque nuestro orgullo no nos deja reconocer cuánto necesitamos de Dios y de la comunidad?

Sobre la autora:
Alejandra Ortiz es de Tijuana, México y comparte la vida con Abdiel. Es Licenciada en  Historia y estudia Teología en Regent College en Canadá. Trabaja como obrera estudiantil a tiempo completo en Compa, México, pero actualmente se encuentra en sabático de estudios.

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