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Empecemos por la famosa Declaración Universal de los Derechos Humanos que es un documento que marca un hito en la historia de los derechos humanos. Elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, la Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución 217 A (III), como un ideal común para todos los pueblos y naciones, documento que cuenta con 30 artículos iniciando con sus respectivos “considerando”.
Tomaré algunos artículos de esa declaración para basar mi argumento; dice el art. 2 “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.” Cuando hace referencia a esos derechos inicia con derechos que todos sabemos que tenemos, entre ellos la religión y la opinión política, lo cual hay que recordar seriamente en estos días de proceso electoral en Costa Rica.
El art. 7 de dicha declaración reza: “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.” Ahora bien, hay que definir discriminación; la Real Academia Española lo define como “Dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, etc.”[1]
Recomiendo la lectura completa de ese documento, ¡está interesante!
Ahora bien, con base en lo que he visto en estas elecciones, hay una polarización de sectores de la sociedad, y quizás me equivoco, pero todo surge con la resolución a la consulta del actual gobierno, a la CIDH respecto a la aplicación de los derechos humanos que los miembros de la comunidad LGTBI dicen tener y piden a gritos. Como he conversado muy ligeramente con algunos amigos pertenecientes a este grupo, los cuales respeto, les he preguntado ¿Cuál derecho humano se le ha violentado a este grupo? algunos me han tildado de retrógrado o fundamentalista, pero la pregunta siempre queda en el aire porque nunca he recibido respuesta. Los que de una manera más amable me han respondido, me han dicho que al derecho de casarse con quien ellos quieran, a lo que yo he respondido que, ese no es un derecho que proclame la Declaración Universal de los Derechos Humanos (le invito a leer el documento completo en la dirección que le comparto en el pie de página[2]). Es interesante como este grupo ha luchado por sus derechos, y que, de hecho, la declaración si lo establece en su art. 12 cuando dice “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.” No sé si este grupo ha sido violentado en vida privada, creo que no. Porque como decimos en tiquicia (Costa Rica) – Cada uno en su casa y Dios en la de todos – refrán que nos quiere recomendar no meterse en los asuntos ajenos, y que cada quien se encargue de los suyos, el cual hace eco de otro refrán que me encontré por ahí; “Sabe más el loco en su casa, que el cuerdo en la ajena.”
Este asunto de la CIDH fue un detonante social unos en pro y otros en contra, se convirtió en el estandarte de lucha de un candidato, y otros dándose cuenta, quizás tarde, se quisieron cobijar con la misma bandera, pero mostrando de esta forma el cálculo político, y la doble moral que la clase política maneja, porque habiendo sido defensores a ultranza de la defensa del grupo LGTBI ahora se muestran como los defensores de los valores familiares costarricense. Creo que a algunos de los candidatos esto les pasó factura.
El debate político se desvió y tomó un giro religioso pues se juzga el derecho al voto por los motivos de los votantes, acusando al ahora candidato presidencial en primer lugar, de extremista religioso, enemigo de grupos afines al movimiento LGTBI, se comenzó a mostrar algo que nunca había visto en el pueblo costarricense, no en los políticos – que si es algo normal – el ataque directo unos contra otros, casi todos en la red social del Facebook. Dimes y diretes, tristemente no argumentando sus posiciones, sino en una lucha directa al mejor estilo de los políticos, atacándose y diciéndose cosas feas, insultándose unos a otros, diciendo cosas muchas veces pasadas de tono. Acusándose de intolerantes, retrógrados, invitando a sus “amigos virtuales” a que, si no les gusta lo que publican, ya no sean amigos “faceboquianos” – de lo cual también gozan de su derecho -
Respecto a la libertad de religión, las Naciones Unidas entre el año 2000 y el 2016 generó un documento, que se le pidió a un Relator Especial sobre la libertad de religión o de creencias, elaborar un acercamiento al tema de la discriminación religiosa, este Relator Especial se llama Sr. Ahmed Shaheed,[3], el documento entre otros elementos aborda lo siguiente: “Subrayando la importancia de la educación en la promoción de la tolerancia, que incluye la aceptación por el público y el respeto de la diversidad, incluso con respecto a las expresiones religiosas, y subrayando también el hecho de que la educación, en particular en la escuela, debe contribuir de manera significativa a promover la tolerancia y la eliminación de la discriminación fundada en la religión o las creencias,”[4] (cursivas son mías) ¿implicará esto una pérdida en el proceso? ¿Será que la educación ha fallado en la formación de este valor? ¿Será que la presión social nos ha vuelto menos tolerantes para unas cosas, pero no para otras? ¿Será que por la mala defensa de nuestra posición nos volvemos intolerantes a la posición que otro pueda tener?
Se acusa de intolerante a aquel que piensa diferente a uno, se le dice que es fundamentalista porque cree en un valor que ha adoptado como propio y lo defiende, o en el otro extremo a los liberales, que han decidido tomar otra dirección diferente al pensamiento del otro. ¿No se convierte en esto en ir contracorriente a la famosa declaración de los derechos humanos en su art. 18? Por si no la conoce o recuerda, déjeme escribirla; “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia” (cursivas son mías) ¡SI! Yo tengo derecho a pensar como mi conciencia me lo dicte, y también a manifestar lo que yo creo o pienso, es un derecho y si, lo tengo que defender, como yo he dicho muchas veces de una manera coloquial “tengo el derecho al berreo respetuoso”
Entonces, uno mismo es quien tiene el control de pasar la línea que divide mi respeto del respeto de otro, cuando uno violenta lo que otra persona piensa, se pierde el respeto hacia esa persona, se violenta su derecho a que piense lo que quiera, con razón o sin razón – lo que normalmente mediré según mi perspectiva – y es ahí donde está el error. En el momento que yo obligue a que otra persona piense como yo, violento su derecho a pensar diferente. Ahora bien, yo puedo sugerir que otra persona piense diferente, le puedo invitar a que analice mi perspectiva respecto a un punto en especial, pero será decisión de la otra persona si adopta o no lo que yo estoy pensando y compartiendo, ¡ese es su derecho!
Si queremos tener un país que camine hacia un futuro promisorio, debemos estar unidos en lo que nos es común, no divididos, ¿compartiremos todos, el mismo pensamiento? ¡difícilmente! Gracias a Dios no todos pensamos igual, pero en un ambiente de paz y respeto podremos exponer nuestros argumentos a pesar de que otros no comulguen con algunos de ellos y viceversa.
Para continuar, si como cristianos vemos el ejemplo de la persona a quien seguimos, Cristo Jesús, nos sorprenderemos al leer el texto sagrado. Veremos a Jesús siendo acusado de cosas que Él no practicaba, lo veremos frente a trampas que le ponían, interesantemente por parte de grupos religiosos, y lo veremos cómo sabiamente respondía a esos argumentos, lo escucharemos no defendiéndose a sí mismo, sino defendiendo la causa que predicaba. Jesús nos enseñó a ser justos en nuestros juicios de valor (Juan 7:24) a pesar de que fue llevado, de manera ilegal e inmoral a la cruz. Cómo he dicho en otros foros donde he compartido, hay mucha tela que cortar, pero por favor, no pasemos la línea del respeto irrespetando a otros e irrespetando valores que como hijos de Dios debemos defender, seamos coherentes con el evangelio que predicamos.
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.[5]
No se trata tampoco que seamos o que tratemos a otros como estúpidos, la idea del texto no es esa, de lo que se trata es que no paguemos con la misma moneda, hagamos algo diferente a lo que las personas piensan que haremos, seamos gente de paz.
“…bajo el límpido azul de tu cielo, vivan siempre el trabajo y la paz.”
Notas:
[1] http://dle.rae.es/?id=DtHwzw2
[2] http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/
[3] http://ohchr.org/SP/Issues/FreedomReligion/Pages/FreedomReligionIndex.aspx
[4] https://documents-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/G16/071/78/PDF/G1607178.pdf?OpenElement
[5] Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Sobre el autor:
Oscar Fernández es costaricence. Estudió en UNELA, donde obtuvo una maestría en Teología con mención en Orientación de la Familia, con énfasis en Terapia Familiar Sistémica. Su segunda maestría la realizó en Administración de Proyectos y una tercera maestría en Liderazgo Organizacional en Eastern University (Philadelphia). Pastor de la Iglesia Comunitaria en Poasito, Alajuela – Costa Rica
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