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El primer paso en el estudio de un pasaje
debe ser consultar el texto y leerlo con cuidado, ojalá en dos o tres
traducciones distintas. Entonces el segundo paso es comenzar a hacerle
preguntas al texto, como un conjunto y en cada una de sus palabras. Es
indispensable formular todas esas preguntas por escrito. Y por el momento, en
este primer paso, no se debe excluir ninguna pregunta para interrogar al texto.
Después quedará suficientemente claro cuáles preguntas son realmente fecundas
para aclarar el mensaje.
Creo que nuestra mayor falla en el estudio
bíblico consiste en no hacerle preguntas al texto. Muchas veces hay detalles
interesantes y enseñanzas importantes que nos pasan desapercibidas, porque nos
faltó curiosidad. Toda la vida Hechos 17:11 ha sido uno de mis textos
favoritos, y por años de años lo había meditado y enseñado. Pero siempre había
quedado ciego a una palabra clave en ese versículo, que es la palabra
"nobles". ¿Por qué no dice que los efesios eran más bíblicos, o más
ortodoxos o más estudiosos que los tesalonicenses? Al fin de cuentas, ellos
escudriñaban la Palabra. ¿En qué consistía esa "nobleza" de los
efesios? ¿En qué eran menos nobles los tesalonicenses? Cuando comencé a
plantear ese tipo de preguntas al texto, el texto comenzó a brindarme nuevas y
ricas enseñanzas, compaginándolo con Hechos 17:1-9.
Para esto, conviene darle rienda suelta a la
curiosidad. Como ejemplo, interroguemos al relato de los cuatro jinetes (Apoc
6:1-8). Comencemos con una pregunta que tal vez parezca absurda: ¿por qué son
cuatro caballos y no cu atro toros, cuatro vacas o cuatro gatas? Pues bien,
deben ser caballos para que los jinetes los monten. Estos jinetes no montan
vacas ni toros. Con eso, comenzamos a sospechar que el pasaje nos quiere
describir una carrera de caballos, deporte sumamente popular en el imperio
romano, donde casi toda ciudad importante tenía su hipódromo.
Si estudiamos este pasaje en dos o más
traducciones distintas, como es muy recomendable, notamos en seguida una
diferencia entre las versiones: algunas traducen "Ven y mira" en 6:1,
mientras otras, la mayoría, rezan sólo "Ven". Eso nos provoca nuevas
preguntas. ¿Cuál traducción es más fiel? ¿Significa alguna diferencia? ¿A quién
manda el ser viviente que venga, a Juan o al primer jinete? Resulta que la
traducción correcta es "venga", o "salga", y es una orden
de cada ser viviente, dirigida al caballo con su jinete, llamándoles a salir al
redondel. Por eso dice "Oí al segundo ser viviente, que decía, ¡salga!, y
salió otro caballo" (6:4-5).
Pero siguen
las preguntas: ¿Por qué es el Cordero que abre los sellos? (¡Interesantes
figuras animales: un Cordero abre camino a cuatro caballos!) ¿Qué función
tienen los sellos en esta visión? Porque son los seres vivientes los que llaman
a los caballos a salir? ¿Por qué son cuatro y no tres o cinco? ¿Qué papel
juegan los seres vivientes en el pasaje? ¿Qué significa el color de cada
caballo? ¿Por qué son de colores distintos los caballos? ¿Existen caballos
rojos y amarillos hoy? Y para hilar más fino: ¿Cómo es posible que se le ponga
la corona al primer jinete y se le declara vencedor, antes que que comience la
carrera (6:2)?
Muchas
preguntas más podrían sugerirse de este pasaje. Lo importante es reconocer que
sólo interrogándole al texto, el texto nos entrega su mensaje. ¡Conviene ser
bien preguntón, para recibir mayores bendiciones!
Sobre el autor:
Juan Stam se nacionalizó costarricense como parte de un proceso de identificación con América Latina. Es Dr. en Teología por la Universidad de Basilea. Docente y escritor de libros, artículos y del Comentario Bíblico Iberoamericano del Apocalipsis de Editorial Kairós.
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