La Biblia comienza con un toque de humor muy simpático. En el segundo relato de la creación, a diferencia del primero, Dios creó primero a Adán (sin Eva) y plantó una hortaliza para su sustento. Adán tenía finca y debía estar contento, pero faltaba algo importante. La respuesta de Dios nos sorprende:
Luego Dios dijo, No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda idónea. Entonces Dios formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombres les pondría (Gén 2:18-19).
¡Aves y animales para satisfacer el deseo
más profundo del corazón humano![1]
Ahora la hortaliza se convierte en un inmenso jardín zoológico y Adán en una
especie de científico que anda de animal en animal, observando cada uno y
escogiendo nombres apropiados. Adán anda con su mascota a su lado y monta su
caballo para ir al otro extremo de su finca.
El tranquilo silencio de antes se interrumpe con el bramido del ganado, el ladrar de los perros, el aullar de los lobos y el trinar de las aves. Es toda una sinfónica zoológica, pero...
El tranquilo silencio de antes se interrumpe con el bramido del ganado, el ladrar de los perros, el aullar de los lobos y el trinar de las aves. Es toda una sinfónica zoológica, pero...
Sin embargo no
se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre"
(Gén 2:20).
Ahora, no de la tierra sino del mismo Adán,
Dios crea a la mujer y se la lleva a Adán. "Wow", exclamó el hombre,
"ésta es mi media naranja, la compañera idónea de mi vida que me hacía
falta".
¿Qué
quiere decir este curioso y bastante chistoso relato? Las aves y los animales
no pueden llenar el vacío en la vida del ser humano. La vida humana es más que
solo ser agricultor o ganadero; el significado de la vida humana es
compañerismo, conversación, comunidad. Eso es lo que nos enseña este primer
chiste bíblico.
El humor bíblico vuelve a aparecer en el
relato del nacimiento de Isaac.
Cuando Dios anuncia a Abraham que su muy anciana esposa quedará encinta y que
será "madre de naciones", ante una idea tan absurda -- ¡su vieja
esposa andando con panza de embarazada! -- Abraham no resiste lo ridículo de
eso y tiene que reírse por dentro (Gén 17:17). Después el Señor le aparece,
junto con dos ángeles, cuando descansaba en la puerta de su tienda. Ante tal
visita inesperada, Abraham corre a traer agua y lavarlos los pies (18:4,6:
¡lavarle los pies a Dios no es para menos!) y les recomienda descansar bajo un
árbol, ya que la tarde es calurosa. Mientras tanto, Sara les prepara un "sandwich"
de pan con carne de ternero con cuajada y leche (18:5-8, NVI). Todo se realizó
de prisa, corriendo. Cualquier familia conoce estas experiencias con las visitas
no anticipadas.
PUEDE SER DE TU INTERÉS: ¡Jesús tenía sentido de humor! | Por Juan Stam
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En eso, cuando Sara estaba escondida tras
una cortina de la tienda, Dios anuncia de nuevo que Sara dará a luz un hijo.
Sara tenía 90 años y Abraham unos cien. "Sara había dejado de
menstruar" y de "tener deleite", dice el texto con su
acostumbrada naturalidad (18:11,12). Ante toda esta sorpresa Sara visualiza lo
prometido, se imagina dando a mamar, con sus pechos caídos y arrugados (21:7) e
irrumpe en una risa audible (18:12).
Dios pregunta por qué se había reído Sara (¿pero cómo no reírse, cuando
todo era tan risible?) y entonces Sara negó que se hubiera reído.
Después Sara quedó encinta, y durante los
nueve meses normales de gestación, las y los vecinos se reían de tal vieja con
panza. Después nació el pequeñito Isaac, cuyo mismo nombre significa
"risa". Ahora Sara captó el chiste divino y exclamó, "Dios me ha
hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán
connigo (Gén 21:6). A esta risa se refiere también el Evangelio de Juan cuando
escribe, "Abraham, el padre de ustedes, se regocijó al pensar que vería mi
día, y la vio y se gozó" (Jn 8:56). De hecho, la historia de la salvación
comenzó con Abraham, Sara e Isaac. Con Sara y su risa evangélica nació, y sigue
naciendo, la alegría de la gracia salvadora de Dios.
Nuestro lector Javier Guevara ha compartido
una nota chistosa en el relato del becerro
de oro (Ex 32:23). Cuando Moisés demoró en bajar del Monte Sinaí el pueblo
urgió a Aarón,"tienes que hacernos dioses que marchen al frente de
nosotros" (32:1). Aaron, en vez de rechazar esa tentación idólatra,
procedió a movilizar una gran colecta de los aretes de oro de las mujeres. y
jóvenes de Israel. Aarón los fundó y con un cincel, formó un ídolo en form de
becerro y exclamó "Aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto".
También le construyó un altar y le declaró una fiesta solemne en que todos se
arrodillaban ante el becerro:(2-6,8).
Dios se pone furioso con esta infidelidad
del pueblo, pero Moisés regatea con Dios y le pide calmar su ira (32:7-13; Gén
18:16-33). "Entonces el Señor se calmó" y desistió de destruir al
pueblo (32:13-14). Con toda la seriedad del caso, este detalle del relato, de
un hombre que calma a un Dios enojado, tiene algo de chistoso. Es como un chiste dentro de otro chiste.
En seguida, al bajar junto con Josué de la
montaña, el enojo es de Moisés y rompe las dos tablas que traía y quema el
becerro y lo reduce a polvo. Aarón, por su parte. echa toda la culpa al pueblo.
Me trajeron su oro, racionaliza, "lo eché en el fuego, y se me salió este
becerro". ¡Una total sorpresa! Debe ser un milagro. Aarón hace el ridículo y nos pone a reír a nosotros.
Otro relato que llama la atención por su
humorismo es la de la ejecución del
moabita Eglón porAod (Jur 3:14-30). Es la historia de la lucha de un zurdo
contra un gordo. Aod logra una entrevista con Eglón y , como era zurdo, esconde
su puñal, que medía un codo (18 pulgadas), por el lado derecho de su vestido,
de donde Eglón no esperaría un ataque. En el momento apropiado Aod mete su
puñal en la enorme panza de Eglón, tanto que todo el puñal se quedó en la
barriga y Aod no lo pudo sacar. Además, el puñal rompió las intestinas de Eglón
"y le salió el excremento" (3:22). Por el olor sus siervos creían que
el rey estaba defecando y no abrieron la puerta. Eso le dio tiempo a Aod y se
escapó por una ventana.[2]
¡Vaya historia, y de la misma Biblia!
Otro relato, con similares toques
humorísticos, es la burla de Elías
contra los profetas de Baal (1R 18:26-29). En el monte Carmelo los profetas de
Baal habían gritado clamando a Baal desde la mañana hasta el mediodía, ya
estaban agotados y frustrados, cuan Elías comienza a "animarles" con
unos consejos:
¡Griten más
fuerte! -- les decía --
[¡Como si no estuvieran ya roncos de
clamar "Baal, respóndenos"!]
Seguramente que
Baal es un dios,
pero tal vez
está meditando,
o esté ocupado o
de viaje.
¡A lo mejor se
ha quedado dormido
y hay que
despertarlo!
Elías, con gran ironía, se hace amigo y
consejero de los sacerdotes de Baal para justificar a Baal y explicar su
silencio. El segundo verbo, SîG (apartarse,
retirarse), que la NVI traduce como
"estar ocupado", en "Dios Habla Hoy" se traduce con "o
está haciendo sus necesidades". Respetados comentaristas afirman que
"retirarse" era un eufemismo para ir a defecar. Con la típica franqueza
de la mentalidad hebrea, Elías se burla de Baal por sugerir que éste no
responde a los gritos porque se ha ido al baño.[3]
El sarcasmo de todo este pasaje se capta bien escuchando el "Elías"
de Mendelsohn.
Burlarse de los ídolos era casi siempre una
nota humorística de las denuncias de la idolatría:
Sus ídolos son
de oro y plata,
producto de
manos humanas.
Tienen boca,
pero no pueden hablar;
ojos, pero no
pueden ver;
tienen oídos,
pero no pueden oír,
nariz, pero no
pueden oler;
tienen manos,
pero no pueden palpar,
pies, pero no
pueden andar;
¡ni un solo
sonido emite su garganta!
Sal 115:4-7; cf. 135:15-17
Al ídolo un
escultor lo funde;
un joyero lo
enchapa en oro,
y le labra
cadenas de plata.
El que es muy
pobre para ofrendar,
escoge madera
que no se pudra,
y busca un hábil
artesano
para erigir un
ídolo que no se caiga.
Is 40:18-20 (cf. Os 8:6; Hab
2:18-20)
Mientras Dios por su parte lleva a su
pueblo, los ídolos son una pesada carga que tienen que llevar sus adoradores,
porque ni pueden caminar (Is 46:1-7; Jer 10:3-5).
El libro de Jonás puede entenderse como una caricatura de los profetas de
desastre que no entienden la misericordia de Dios y su amor hacia todas las
naciones. Aunque Jonás es profeta, todos los que le rodean son más obedientes a
Dios que él.
En un libro que saldrá pronto, nuestro
querido amigo, Hugo Zorrilla, encuentra unas 42 ironías en este libro, Entre
ellas, el hermano Hugo destaca seis: (1) El profeta confiesa a los marineros que teme a Yahvé, Dios del cielo,
y sin embargo, se convierte en fugitivo de Dios; (2) En el barco hay un profeta
durmiendo mientras los paganos oran; (3) El Señor habla a Jonás como un
conocido, y en el libro ni siquiera se le llama profeta, ni siervo de Yahvé;
(4) Jonás entrega su vida por salvar a los paganos del barco, pero se
disgusta por la conversión de los paganos en Nínive; (5) En las
profundidades, en el monstruo marino el profeta ora, y abajo en el barco en la
tormenta, duerme; (6) En las profundidades, en el
monstruo marino el profeta ora, y abajo en el barco en la tormenta, duerme. Al
final, los ninevitas se arrepienten tanto que visten a su ganado con ropa de
luto y los obligan a ayunar junto con todo el pueblo (3:7-8).
En la
conclusión del libro, el autor afirma que Dios ha compadecido de Nínive, que
tenía "más de ciento mil personas ...
y mucho ganado" (4:11). Jonás en cambio no se preocupaba ni por las
personas, pero Dios hasta por el ganado.[4]
Isaiah
65.20, que trata de la muerte, es un buen ejemplo
de dos enfoques hermenéuticos opuestos. Si este pasaje se lee con cara seria,
con el literalismo con que solemos leer pasajes proféticos, produce una serie
de contradicciones muy preocupantes. Ya que el pasaje introduce explícitamente
el tema de la nueva creación, supondríamos que se `refiere al estado final
eterno que describe Apocalipsis 21-22. Pero entonces surgen las dificultades.
Así el pasaje, leído con toda seriedad erudita:
Nunca más habrá
en ella niños que vivan pocos días,
[PERO, ¿nacerán niños en la nueva
creación?
¿Y qué es eso de “días” si la nueva
creación es eternidad?]
ni ancianos que
no completen sus años.
[PERO, ¿envejeceremos en la vida
venidera?]
El que muere a
los cien años será considerado joven;
[¿habrá muerte en el Reino final de Dios?
¿en el milenio?]
pero el que no
llegue a esa edad será considerado maldito.
[¡COLMO de las contradicciones! ¿Cómo es
eso de pecadores
en el cielo, y que serán
malditos?] Isa 65.20 NVI
Tampoco se resuelven estas dificultades si
especuláramos que todo esto se refiere al milenio de Apocalipsis 20 y no la
nueva creación de Apocalipsis 21. Este pasaje dice explícitamente “nuevos
cielos y nueva tierra”, y de hecho es el antecedente específico de Apocalipsis
21. Precisamente en el esquema premilenial, el reino de los mil años se realiza
en este mundo, antes que huyan la tierra y el cielo (Ap 20:11) y aparezca la
nueva creación (21:1). Y además. ¿qué habrá conocido este antiguo autor sobre
el milenio? Respuesta: ¡Probablemente nada!
Las contradicciones desaparecen, sin
embargo, cuando leemos este pasaje con un poco de sentido de humor, sensibles a
la técnica literaria que se llama ironía.[5]
La primera “contradicción”, menos tomada en cuenta, puede ser la mejor clave al
sentido: Si alguien tiene cien años, ¿cómo se le puede describir como “joven”?
Más bien, es un viejo o una vieja que ya cumplió con creces sus días. Cuando
alguien cumple cien años, toda la familia le hace una gran fiesta (a lo mejor,
en su silla de ruedas, probablemente sin poder ver ni oír muy bien). No es para
menos; ¡ha alcanzado un siglo de vida!
Pero cuando vengan los nuevos cielos y la
nueva tierra, según esta visión, si alguien muere con cien años se lamentará,
“¡Que mortalidad infantil! Con sólo cien años y ya murió, apenas comenzando la
vida. ¿Por qué murió tan niñito? Apenitas 100 años, ¿qué pasó?” Otros tendrán
una explicación diferente para esta muerte trágicamente prematura, con apenas
cien años, y preguntarán, “¿Qué pecado habrá cometido, para que Dios le castigara
con morir con apenas un siglo de vida?”
Conclusión: Las escrituras hebreas, igual que las cristianas, muestran un
hermoso sentido de humor, tanto que a veces solo pueden entenderse con dicho
sentido bien activado. El sentido de amor y una actitud lúdica son aspectos de
la imagen de Dios en los seres humanos. Dios mismo se ríe (Sal 2:4) y nos pone
a reír a nosotros (Gén 21:6).
[1] Por su parte, estos versículos sugieren la gran importancia de las
aves y los animales, pero no en lugar de los amigos y la familia.
[2] Otra nota graciosa de Jueces ocurre cuando Gedeón limita su
ejército a "los que laman el agua con la lengua, como los perros".
[3] Gabriel Garcia de México escribe: "me
imagino a baal en una nube dormido con un cuerno en el oido como aquellos que usaban
los ancianos para escuchar mejor". ¡Tal vez Baal está un poco sordo y
necesita audífono!
[4] Un lector comenta: " me gusta la imagen de el pez que lo
vomita; el profeta es tan ácido y testarudo que hasta el pez termina
devolviéndolo."
[5] La traducción de la NVI en este texto capta mucho mejor el sentido
y la ironía del pasaje.
[6] Isaías ofrece otras hipérboles realmente
simpáticas: un cordero durmiendo tranquilo al lado de un amable león, un niño
jugando con una víbora, y los chacales arrodillados para adorar a Dios.
Sobre el autor:
Juan Stam se nacionalizó costarricense como parte de un proceso de identificación con América Latina. Es Dr. en Teología por la Universidad de Basilea. Docente y escritor de libros, artículos y del Comentario Bíblico Iberoamericano del Apocalipsis de Editorial Kairós.