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Foto vía Twitter: Marcha en Lima, Perú, contra la aprobación del nuevo Currículo Nacional de la Educación Básica |
Hay una frase que he leído muchas veces en las últimas semanas: “estamos de acuerdo con el diseño original”. Hay paneles recientemente colocados en algunas calles de Lima con ese mensaje. Por supuesto, se refiere a que Dios creó solo hombres y mujeres (Gen. 1:27; 5:2) a su propia imagen y semejanza, lo que se amplía hasta la idea del matrimonio cuando se habla de multiplicar la tierra (Gen 1:28; 9:1, aunque siendo estrictos, Adán y Eva jamás se casaron, el matrimonio se inventa mucho después). Es muy importante tener en cuenta que este “diseño original” se dio en una circunstancia particular que con frecuencia olvidamos: el relato describe la realidad antes de la introducción de la muerte en la esfera material. Por lo tanto, este diseño original no existe más en esta etapa transitiva de la creación.
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¿Podemos estar de acuerdo con algo que no existe? Nuestra condición es la creación transitoria, no los tiempos de Adán y Eva antes de que comieran el fruto prohibido. Decir que estamos de acuerdo con el “diseño original” respecto al hombre y la mujer, es como si estuviéramos afirmando que no estamos de acuerdo con la muerte o que negamos la existencia de la enfermedad porque no era parte del “diseño original”. Es una negación fragrante de la realidad, la cual es muy diferente tras la introducción del pecado en la realidad material. ¿Por qué ese afán negacionista? ¿Por qué enterrar la cabeza con base en las descripciones bíblicas de una era caduca? Mejor mirémoslo desde otra perspectiva: ¿Por qué para unos temas enarbolo las banderas del diseño original mientras que para otras no? Me explico con un ejemplo. Supongamos que conocemos a un cristiano que trabaja en ministerios de apoyo a los enfermos (con lo que se reconoce la realidad de la creación transitoria) pero que al mismo tiempo rechaza el diálogo con personas homosexuales porque éstas no son parte del diseño original (rechazando la realidad de esta misma creación transitoria). Hay aquí una inconsistencia. Evidentemente, la diferencia no está en el principio teológico, sino en otra parte. ¿En dónde?
Notas:
(1) Stam, Juan. Las buenas nuevas de la creación. Buenos Aires: Kairós. Pág. 11
(2) Stam, Juan. Idib. Pag. 11-13
(3) Stam. Ibid. Pág. 37

Abel García García, es peruano. Estudió Ingeniería Económica en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), Finanzas en ESAN y Misiología en el Centro Evangélico de Misiología Andino-Amazónica (CEMAA). Fue editor de la Revista Integralidad del CEMAA y enseña en varias universidades en Lima
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