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Pues creo que no lo es. Si pensamos en un manual como un pequeño (o gran) libro que nos dice paso a paso cómo vivir bien y obtener el éxito y la felicidad, entonces estamos reduciendo la Biblia a nuestras limitadas expectativas. La Biblia no nos da pasos o puntos claves para que vivamos bien y mejor, ni tampoco es un programa de superación. Si bien podemos encontrar principios que nos dan vida y ayudan a entender nuestra identidad, tampoco podemos reducir la Biblia a nuestras nociones modernas de un libro de ayuda personal.
La Biblia es la historia (que contiene muchos tipos de géneros literarios) de cómo Dios crea, salva, sostiene y lleva a un fin (telos) la historia del mundo. Ni siquiera el contenido del Pentateuco, que contiene una buena cantidad de leyes, debe practicarse tal cual sin considerar su contexto y sus implicaciones a la luz del momento histórico. La Biblia como un libro de Vida requiere ser pensando, entendido contextualmente y después obedecido. Si Dios nos ha dado la facultad de razonar y un libro que nos invita a sumergirnos en sus historias, por la manera en que apela a nuestra voluntad, el propósito de ésto es que lo hagamos.
La cuestión entonces puede plantearse de manera distinta. La Biblia no es un manual para la vida, pero sí es un Libro de Vida. Es la revelación del Dios que en su santidad preserva la vida, en su justicia la defiende y en su amor y bondad la ofrece y se ofrece a sí mismo generosamente. No es un Dios que toma parte con los poderosos por su poder, sino que en su misma esencia averguenza a los poderosos cuando revela que en el centro del universo, quien gobierna es Aquel que se entregó por amor y que paradójicamente, derramó su vida para dar vida.
Sobre la autora:
Alejandra Ortiz es de Tijuana, México y comparte la vida con Abdiel. Es Licenciada en Historia y estudia Teología en Regent College en Canadá. Trabaja como obrera estudiantil a tiempo completo en Compa, México, pero actualmente se encuentra en sabático de estudios.
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