Y yo, ¿Qué debo hacer?

Por Susana Huck, Argentina

Imagen: Pixabay
 “Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor… Entonces la gente le preguntó: ¿qué debemos hacer? Juan les contestó: “el que tenga dos trajes, dele uno al que no tiene ninguno; y el que no tiene comida, compártala con el que no la tiene. Se acercaron también para ser bautizados algunos de los que cobraban impuestos para Roma, y le preguntaron a Juan:      -Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros? Juan les dijo: - no cobren más de lo que deben cobrar. También algunos soldados le preguntaron: -Y nosotros, ¿qué debemos hacer? Les contestó: - no le quiten nada a nadie, ni con amenazas ni acusándolo de algo que no haya hecho; y confórmense con su sueldo” - Lucas 3: 7- 14

Acá vemos una serie de personas que ya creían en Cristo, y que iban con Juan a dar el paso del bautismo. Al parecer estaban sedientos de hacer lo que Dios pedía, y por eso le preguntaron a Juan:  ¿qué debemos hacer?

Y Juan sorprende con una serie de respuestas prácticas;  no les dice que deben hacer algún ritual, ni hacer determinados rezos u oraciones, y tampoco les pide sacrificios del orden de lo religioso; les responde con cuestiones del quehacer cotidiano. Al primer grupo les habló de no ser avaros; de dar con generosidad de aquello que tenían: comida y ropa al que le falte.

Al segundo grupo, a los publicanos, les dijo que no cobren de más. Que no apesadumbren al pueblo con los impuestos, que cobren lo que es justo.

Y al tercer grupo, a las fuerzas de seguridad: que no usen la violencia como método de trato con sus prójimos, que no abusen de su posición social o sus rangos. “No quiten ni con amenazas ni con acusaciones falsas”.

Encuentro varios puntos interesantes para reflexionar:
  • Estas respuestas se dieron, porque hubo una pregunta. ¿Te animás a preguntar: qué debo hacer? Quizá ya sepas lo que se te demanda y sea hora de hacerlo.
  • Las respuestas fueron diferenciadas. No le dijo a los soldados que den de su comida, o a los ciudadanos que no amenacen a nadie. Dios trabaja con cada uno de manera específica, y los procesos que cada uno lleva en su vida, son únicos y personales.
  • Se demanda demostrar en la vida práctica, aquello que se ha creído. Cada día tenemos oportunidades de accionar de acuerdo a Quien hemos creído; y cada día tenemos la oportunidad de ser mejores humanos (no “compitiendo” con otros - comparando mi vida con la de otros- sino mirando cada uno sus propias fallas y buscando mejorar).
Sobre la autora:
 
Soy Susana Huck. Mamá argentina, estudié Counseling y Lic. En Ciencias para la Familia. Soy curiosa y busco respuestas. Me gusta escribir y aprender.

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