¡Porque sin victoria, no hay supervivencia!


Por Hugo Daniel Ramírez, Argentina

Imagen: Pixabay
¡Porque sin victoria, no hay supervivencia! 
Esta frase es de Winston Churchill, y resalta en la nueva película de Joe Wright, candidata al Oscar para este año, con el título “Las horas más Oscuras”. Más allá de los cuestionamientos que algunos pueden hacer, Churchill no deja de ser uno de los grandes líderes en tiempos de guerra. Esta película transcurre en 1940, la época no es fácil, Hitler invade Bélgica, Francia está a punto de caer bajo el dominio nazi y los británicos van a tener que pelear, y poner toda sus fuerzas y todo su ingenio político, ante la posibilidad de una invasión alemana.

Si no fuera que estamos hablando de una película y de un político, podemos decir que ésta frase emblemática tiene mucho que ver con el evangelio de Jesucristo.

Hablar de la cruz de Cristo, es hablar de la vida, la muerte y la resurrección, de un sacrificio y de una victoria, de las tinieblas y de la luz admirable, y sin este acontecimiento de la cruz y la resurrección, y todo lo que ella implica, la humanidad no tiene esperanza, ni supervivencia posible.

Al pensar en el mensaje que hoy debemos trasmitir, deseo citar el pensamiento y la reflexión de John Stott en su libro “La cruz de Cristo” cuando dice:
“La predicación del evangelio es proclamar la cruz visualmente, Pablo usa un verbo notable,     -prografo-,  Generalmente significa “escribir previamente”, por ejemplo, “como antes lo he escrito brevemente” Efesios 3:3, Pero Grafó a veces significa dibujar o pintar, más bien que escribir, y -pro- puede significar “delante” en el espacio, (delante de nuestros ojos)”, Stott más adelante continua diciendo…” Uno de los dones o artes más grandes en relación con la predicación del evangelio consiste en convertir los oídos de los oyentes en ojos, y hacer que vean aquello de los cual estamos hablando” (pag. 381), …como una imagen de cine, …¡ver y oír!
Cuan urgente e imperiosa es la tarea de la iglesia y la necesidad de reflexionar y comunicar lo que significa la cruz de Cristo  y su resurrección y de todo lo que ella comprende. En estos tiempos posmodernos y complejos, para muchas comunidades de fe este mensaje es céntrico, pero debemos admitir que muchos de los pulpitos están llenos de verborragia, de experiencia épicas que solo resaltan las victorias humanas, de los egos y las mentes iluminadas que creen descubrir los misterios y los secretos espirituales y que ofrecen a gritos promesas que se diluyen como el humo. Solo la cruz de Cristo y su resurrección siguen teniendo el poder y la autoridad única e irrepetible que transformar a toda persona. 

El desafío siempre presente, a mi entender, es que las personas puedan ver y oír, como lo expresa Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles, Cap. 1:1 “…las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”,  Jesús primero hizo ver su acción, hacía ver su tarea y luego las enseñaba, las hacía oír.  Quizás debemos replantearnos si no estamos hablando demasiado de lo que no estamos poniendo en práctica. No hay duda que la iglesia ha crecido en Latinoamérica, pero también ha crecido en forma descomunal la corrupción, el hambre, la opresión, la incertidumbre, el dolor, la pobreza, la muerte y la desesperanza, quizás estamos comenzando a vivir las horas más oscuras de nuestra sociedad. El pueblo de Dios debe mostrarse,  como novedad de vida, de amor, de misericordia, de justicia y proclamar que la victoria ya ha sido alzada en Cristo Jesús, y que éste es el único camino para tener esperanza, de vivir y sobrevivir.  “El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios.” I Corintios 1:18.-
 
Sobre el autor:
Hugo Daniel Ramirez es argentino, pastor bautista desde 1978.  Egresado del Seminario Internacional Teologico Bautista. Vive actualmente en San Carlos Centro, Provincia de Santa Fe, Argentina


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