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Lo interesante es que una y otra vez algunos pocos que recibieron la píldora de azúcar aseguran una mejoría en su salud, y los resultados lo demuestran, similar a los que recibieron la verdadera píldora y lograron bajar su colesterol. Esto se conoce como “el efecto placebo.” ¡Este fenómeno es difícil de explicar! Simplemente se ilustra como el poder de la fe, aunque esta fe no tenga mucho fundamento. Es una fe en lo que el doctor le dijo, aunque el doctor haya mentido dándole la pastilla de azúcar. Esto mismo puede explicar porque algunos falsos profetas pegan algunas de sus “profecías.” La gente necesita recibir la píldora (la profecía) aunque el profeta lo que les dé sea una píldora de azúcar. Esto demuestra como algunos líderes religiosos por muchos años pueden explotar a un grupo de personas, demostrando que sus profecías son reales. Permítanme mostrar a continuación algunos elementos que favorecen a que algunos falsos profetas, o profetas de azúcar, peguen algunas de sus adivinaciones:
1. Un ambiente dominante, de
expectativa y cargado de emociones. Para aquellos que hemos visitado
iglesias de falsos profetas, sabemos que esos lugares la expectativa de
milagros y unciones llena el ambiente. Estos falsos profetas exigen a
sus seguidores sumisión incondicional, dedican mucho tiempo en el culto
a ofrecer profecías, y eso es lo que sus seguidores, como cazadores de
milagros, lo que desean recibir. Las personas bajo la influencia de la
música, y el repetitivo mensaje del ungido o ungida, que media entre
Dios y los humanos, carga el ambiente con emociones. El ambiente se
torna como el mercado de la bolsa de valores. Todos lloran, gritan,
cantan, brincan, y caen al piso. Todos compiten por recibir una
profecía, y si es necesario arrebatar el milagro o bendición de otros.
Las profecías vienen y van, a ninguno en la audiencia le importa si
las profecías son reales y falsas. ¡Todos quieren su profecía, y punto!
Si no obtuvieron una este domingo, regresarán para la suya el
siguiente domingo, y así sucesivamente. Aquí hay un ejemplo de profecía
de azúcar. Creen lo que les dicen aunque no sea cierto, y no tienen
la criticidad de evaluar si lo que dice el profeta es verdadero o no.
2. La posibilidad del esperar que un evento ocurra, incrementa la
oportunidad de que este ocurra. Si esto sucede con pacientes que toman
la pastilla de azúcar, lo mismo sucederá con aquellos que creen que una
profecía es para ellos. ¿Qué tal de personas con mal crédito, y pobre
manejo de finanzas, que han comprado nueva casa y nuevos autos? Ellos
creyeron en la profecía de prosperidad. Ahora tienen dos empleos, están
agotados, sus finanzas están aun más limitadas, no tienen ahorraros y
viven de préstamos, pues sus ingresos son inferiores a sus egresos.
¿Es esto prosperidad en términos bíblicos, o abuso de las finanzas? En
un ambiente de iglesia al que pertenecen, ellos se ven obligados a
aparentar ser prósperos. ¡Pero tienen carro y casa, aunque vivan
altamente estresados y ansiosos! Aquí hay un ejemplo de profecía de
azúcar. Practican lo que se les dice aunque no sea cierto, y sea
abusivo.
3. Un falso profeta para demostrar que sus
predicciones son importantes, se puede dedicar a profetizar en grande.
Es decir, al presentar profecías muy grandes o macro-profecías (e.g.,
macrosociales), se convence a sí mismo y a sus seguidores, de ser un
profeta muy importante. Digamos que el profeta de azúcar predice que “la
deuda externa de América Latina será perdonada.” Y ha pasado casi una
década, y tal profecía tan macro no se ha cumplido. ¿Qué sucedió? Pero
si el profeta falso presenta muchas profecías pequeñas (e.g., “te vas a
casar con una mujer hermosa”), solamente, tendrá más posibilidades de
éxito, pocos errores, es más personal, pero poca fama. Aquí sus
seguidores egocéntricos y materialistas están dispuestos a perdonar el
hecho de que su profeta no pegó una macro-profecía, cuando sí pega
muchas micro-profecías. De todas maneras en grupos fundamentalistas, ¿a
quién le importa la deuda externa, cuando lo que nos preocupa es
nuestro bienestar inmediato y personal? Así estos profetas de azúcar se
ganan el chance de tal vez pegar con macro-profecías, y de no pegar,
tienen muchas micro-profecías que los respaldan (ver punto anterior #2),
y su gente los perdona, o tienen pobre memoria. Este es un ejemplo de
macro y micro profecías de azúcar.
4. El lenguaje
profético debe ser ambiguo para pegar profecías. En el punto anterior
vimos que estos falsos profetas se juegan el chance de no pegar, o
pegar en grande macro-profecías. Según la teoría de la pragmática,
tanto políticos como profetas de azúcar usan como estrategia el hacer
enunciados que llevan a los seguidores a derivar inferencias falsas. Es
decir, la ambigüedad en el lenguaje profético de azúcar es tal que el
mensaje no queda claro, pero el público cree que lo entiende y lo
aprueba. La clave de este “doble discurso” está en no decir la verdad o
toda la verdad, y presentar un panorama más favorable del que en
realidad existe, algo que llena las expectativas del público, y les
lleva a entender algo positivo, cuando en realidad el mensaje fue
ambiguo. ¡Este es un ejemplo del uso del lenguaje en profecías de
azúcar! El lenguaje ambiguo le permite al falso profeta luego decir,
“no, eso no fue lo que quise decir,” “Uds. me han malentendido, o
también decir “me están citando fuera de contexto.” ¿Quién se atreve a
morder la mano de quien lo alimenta? ¿Quién se atreve a dudar del
ungido?
5. Estos profetas de azúcar también utilizan
la adivinación. Es decir, cada vez que necesitan interpretar
tradiciones hebreas (e.g., deducir), interpretar los mensajes ocultos
en los pasajes en hebreo en las Escrituras, y utilizan el significado
de los números en sus profecías, deberíamos hablar de adivinación,
esoterismo, pero nunca de profecía. El mensaje de Dios a profetas
reales fue dado en forma directa sin necesidad de que el profeta
interpretara otras fuentes de información, en números y letras. ¡Es
decir, o el mensaje viene directamente de Dios, o no! Las Escrituras
prohíben las astrología (Is.47:13), necromancia (Is.8:19-20),
idolomancia (Ez.21:21). Y hay advertencias contra los falsos profetas,
falsos apóstoles, los adivinadores, brujos, y hechiceros. Dios ha
comunicado su voluntad con rectitud, amor, humildad, y paz, a través de
las Escrituras. Toda “profecía” que vaya contra lo que las Escrituras
nos revelan sobre el carácter de Dios, y los principios del Reino debe
juzgarse como falso. También Dios ha provisto una comunidad de fe capaz
de discernir juntos (compartir consejo), junto con las Escrituras.
Este es un ejemplo de cómo las profecías de azúcar son en muchas
ocasiones simple adivinación.
¿Qué hacer para evaluar los
frutos de un falso profeta? La mejor forma de enfrentar profecías de
azúcar es exigiendo evidencia en todas y cada una de las profecías. Por
ejemplo, si un profeta de azúcar publica su “guía profética”, todo el
pueblo cristiano que vela por la sana doctrina debería buscar evaluar
si tales profecías, por más ambiguas que sean, se cumplieron o no.
¡Nuevamente, se debe exigir evidencias empíricas de que las profecías
se cumplieron! Si un profeta de azúcar de lo que profetizo solamente
peca algunas cosas, deberíamos de considerar juzgar “el efecto
placebo.” Pues, si algo es de Dios, debe serlo en un 100%. El pegar
unas cuantas profecías, entre muchas, es señal de falsa profecía.
Sobre el autor:
El Dr. Osías Segura es un misionólogo costarricense. Osías, después de cinco años de enseñanza en el Seminario ESEPA en Costa Rica, se trasladó a California donde fue profesor del Seminario Teológico Fuller. En la actualidad está radicado en Nicaragua como misionero de la General Board of Global Ministries.
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