Por Hemir Ochoa, Chile
Imagen: Pixabay - CC0 Public Domain |
Lo que veo es que en realidad el hombre de la Biblia, va “descubriendo a Dios”. Va a tientas intentando definir al indefinible, y suele poner en boca de Dios, suposiciones de hombres, lo que no es un engaño, de hecho nosotros lo hacemos todo el tiempo cuando solemos mirar nuestro pasado tendemos a decir “Dios permitió esto o aquello”, lo involucramos en nuestro camino, en nuestras decisiones, sobre todo en nuestros éxitos, los que siempre han ocurrido por “voluntad de Dios”. Lo mismo pasaba con los escritores del A.T, no es precisamente que Dios “mandaba a matar pueblos completos, animales incluidos”, era simplemente la cultura de aquel tiempo que intentaba comprender como su Dios estaba involucrado en sus propios procesos.
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También tiene que ver con nuestra propia forma de crecer y madurar. Es como nos pasa a nosotros hoy en día, así pasó con el A.T. No se trata de decidir o creer qué Dios dijo o no en la Biblia, sino, en cómo sentimos nosotros que él está ahí, y como lo sintieron los escritores bíblicos. Por ejemplo, cuando sabemos de Dios desde jóvenes o pequeños (Escuela Dominical incluida), Dios esta súper definido, claro, pragmático, sin dudas, directo, avasallador, lleno de respuestas, sin titubeos en una Biblia con similares características. De niños aprendemos de un Dios que nos puede guiar porque sabe donde quiere ir.
Pero en la medida que vamos creciendo, madurando, y cuando comenzamos a hacer preguntas más complejas, Dios también se comienza a complejizar, como nosotros, y ya no tiene posiciones tan definidas, ni es tan claro, comienzan la duda, las preguntas interesantes, de las cuales posiblemente no tendremos respuestas, aceptamos algunas cosas otras no, o nos alineamos con lo “rebelde” de ciertos aspectos de Dios. Nos encontramos contradiciendo algunas propuestas de la Biblia, nos tensionamos con ella, comenzamos a utilizar la palabra “interpretación”, y así como con nuestros padres o profesores, nuestra relación e imagen de Dios o de la autoridad comienza a tomar una profundidad diferente, una tensión inesperada, y no siempre querida.
Y luego llegamos a una comprensión de Dios en el N.T con más matices aún, Dios casi ni habla, hay que interpretarlo todo, Jesús nos aclara la película en muchos sentidos, no nos dice quien es Dios, sino más bien, qué quiere Dios. Todo eso comprende y es parte de nuestra propia evolución como seres humanos, no es que Dios cambie, nuestra percepción de él va mutando, y es obvio, porque lo vamos descubriendo de a poco!
Y seguramente cuando lleguemos a viejos, por lo menos para algunos, Dios seguirá transformándose en nuestra forma de entenderlo. Algunos quienes partieron teniendo una imagen de Dios machista, guerrero, con un ego a veces demasiado humano, de pronto comienza a ver a Dios más allá de sus fronteras teológicas, Dios se hace más interesante, un Dios que no está tan interesado en hacer proselitismo religioso, un Dios que a veces, más de las que quisiéramos camina en silencio a nuestro lado.
Y seguramente cuando lleguemos a viejos, por lo menos para algunos, Dios seguirá transformándose en nuestra forma de entenderlo. (Twitea esta cita)Como sea, no es tanto que el Dios de la Biblia cambie mucho, sino más bien es nuestro reflejo en ella, como en un espejo (Ya lo dijo Pablo), el que comienza a cambiar en la medida que pasan los años y nos llenamos de experiencia, y así como pasa con nuestros padres o abuelos, en la medida que crecemos, dejan de ser nuestros héroes para transformarse en amigos y compañeros del camino.
Sobre el autor:
Hemir Ochoa es pastor de la Iglesia Luterana de Valdivia, en Chile. Estudió en el Seminario Teológico Bautista de Santiago, el Centro de Estudios Judaicos de la Universidad de Chile y en el Seminario Evangélico Unido de Teología de España. Es director de la Academia de Hebreo Bíblico www.hebreobiblico.com
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