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El ministerio en la iglesia es
un trabajo muy delicado y muy duro pues tiene que ver con
quebrantamientos profundos y sufrimientos en la vida humana; pero rara vez de habla de ello. No queremos
descorazonar a aquellos con un llamado, pero debemos ser realistas al explicar
lo que les espera en la arena pastoral a aquellos o aquellas fieles a su
llamado. A ratos hasta romantizamos el servicio ministerial; pero en ningún
lugar en las Escrituras se nos dice que este servicio es cosa fácil, recordemos
lo que Pablo habla de sus sufrimientos (2 Corintios 4:7-18). Permítanme hablar del ministerio
pastoral desde mi experiencia en EE.UU. y en varios sitios de América
Latina; pues a pesar de
muchas diferencias hay
elementos en común
y estos son los que quiero resaltar con el propósito de iniciar una conversación
que pueda sugerir la necesidad de hacer mas investigaciones en nuestra región sobre este
tema; y ademas quiero
enumerar varios
aspectos para iniciar un dialogo honesto sobre la realidad del trabajo
pastoral.
El meollo del
asunto esta en cómo
entendemos el ministerio
pastoral, y las expectativas de las personas hacia el ministro. No hay
nada que cause mas ansiedad en un empleo que las expectativas irrealistas. En
el caso de los pastores se
les ha enseñado a
poner las necesidades físicas y espirituales de los otros por encima de ellos. Esto puede
dañar la salud del ministro y la salud de sus familias y matrimonios.
Lastimosamente los pastores y pastoras han querido aceptar esas expectativas
poco sanas que les están matando su salud, su matrimonio, y su familia.
Para muestra un
botón, empecemos con la analogía del pastor y las ovejas.
Hay pastores que disfrutan esta analogía y se presentan asimismo como pastores
y hablan de los miembros de la iglesia como ovejas. Pastores que aman a sus
ovejas, dispuestos a dar su vida por ella. Es una analogía muy común, se usa
mucho pero es una falacia
(i.e. falsedad). Revisemos los textos bíblicos con tales referencias. Cristo es el buen pastor que da
su vida por las ovejas (Juan 10:1-21). En el Salmo 23 el buen pastor es
Dios mismo. Si algún papel jugamos nosotros ministros es tales analogías en
estos pasajes, debería ser la de los asalariados, pues como humanos tendemos a
ser infieles (Juan 10: 11-14). Veamos este texto en Juan, mi punto es que la iglesia le pertenece a Cristo
no al ministro asalariado. Debemos enseñar que las personas dependan de
Dios y no del ministro asalariado, que como humano puede fallarles. Pero a
algunos ministros les escanda generar co-dependencia usurpando el espacio y
responsabilidad que solo Dios debe tener.
Ahora desde la
perspectiva de las ovejas, en esta analogía abusadora, a las ovejas se les ve
como ovejas que siempre serán dependientes del pastor (lo cual estaría bien si
el pastor es Cristo). Notan el problema! Es tarea del ministro asalariado
empoderar a esas ovejas para que dejen de
ser ovejas y empiecen a ejecutar el sacerdocio de todos y todas las creyentes. Así que las ovejas (que
en realidad son seres humanos empoderados por el Espíritu Santo) deben
convertirse en servidores laicos o llamados al ministerio de tiempo completo.
El problema de fondo es que algunos
ministros se creen que deben dar su vida por sus ovejas
(co-dependencia), por encima de su familia y su persona, y en respuesta en algunos
casos las ovejas terminan
comiéndose al pastor. Hay
pastores que les gusta
sentirse necesitados, pero uno de estos pastores que conocí murió de 55 años por una complicación del corazón
por obesidad. La co-dependencia es dañina en las relaciones humanas.
Limites emocionales, espirituales, y físicos son necesarios para desarrollar un
ministerio y una congregación saludable. Pero hay pastores que disfrutan
la co-dependencia para sentirse necesitados.
Segundo, un estudio de Duke University
entre pastores metodistas en Carolina del Norte encontraron a pastores con altos niveles de depresión crónica. En parte pues los ministros no creen
en buscar ayuda. Pues el buscar ayuda es secundario en su vocación de cuidar a
la congregación. El 40% padecía de obesidad (encima del promedio estatal del 29%), y también padecían
de enfermedades crónicas como la diabetes, artritis, hipertensión, asma, y síntomas de depresión (el doble del promedio
a nivel nacional).
En otras palabras los ministros viven vidas cortas y poco sanas. Qué tiene el ministerio pastoral que lo hace un
trabajo tan riesgoso, como el de un policía, o un bombero?Algunas compañías de seguros
de vida en EE.UU. coloca el ministerio pastoral al mismo alto nivel de riesgo
de un buzo soldador, luego los leñadores y los pescadores de cangrejos, y luego
los que trabajan con explosivos. El trabajo pastoral es considerado de alto
riesgo de muerte. Los seguros de vida para pastores tienden a ser muy caros en
ese país. Volviendo al
punto de inicio, todo tiene
que ver con las
expectativas laborales. Es decir, todo empleo tiene expectativas, las
personas son contratadas por sus habilidades y son despedidas por sus
actitudes, pero las expectativas irrealistas ahogan a cualquiera. Veamos
algunas problemáticas con respecto a las expectativas del rol del pastor:
(1) Se dice que el pastor tienen muchos amigos y una gran
familia que les quiere mucho. Sin embargo, estas relaciones de amistad van en una sola dirección.
Hay que ser realista, el
ministerio es un trabajo de mucha soledad. Todos pueden amar al pastor,
por ser ministro; pero no por ser humano. Esto es una expectativa. Es decir, el ministro o
ministra tiene pocos
amigos donde pueden ser quienes son. Los pastores son personas, y necesitan
espacios para ser personas, sin la carga emocional que deben ser perfectos. Las pastoras y los pastores
deben buscar maneras de
tener una vida fuera del ministerio, desarrollar amigos y disfrutar de la vida
como seres humanos.
(2) Se dice que la familia pastoral
debe ser linda y servir de modelo. Se cree que la familia pastoral debe ser ejemplar en todo.
El peso de esa presión sobre los hijos y la esposa del pastor puede ser
insoportable. Yo creo que todo pastor debe proteger a su familia y educar a la congregación de que es el pastor y no la familia
quienes fueron llamados al ministerio y luego contratados por la iglesia. La esposa y los hijos no deben
trabajar gratis, y las expectativas sobre ellos deben ser eliminadas. La
congregación debe ser educada a no desarrollar esas altas expectativas morales
hacia la familia pastoral. Si tales expectativas existen, deben ser aplicables
a todas las familias de la iglesia. Por qué? Los ministros somos humanos, y
no semidioses cuasi perfectos! Es cierto que Pablo en 1
Timoteo (3:1-13, 5) y Tito 1:5-9 exige que el obispo, el ministro, o el diácono
que sepa proistemi su hogar como podrá cuidar de la iglesia de Dios? La
siguiente pregunta es importante para traducir proistemi: Qué necesita un ministro o ministra
de Dios hacer en su familia para demostrar que puede cuidar de la iglesia de
Dios? Proistemi se ha traducido como “gobernar”, sin embargo, no es una
correcta traducción para este pasaje, aunque lleve ese significado. Leamos el
pasaje al revés “Para cuidar de la iglesia de Dios, una persona debe saber como
proistemi su propia casa.” Considerando lo anterior, y leyendo desde el
inicio del capitulo, yo traduciría proistemi como proteger, cuidar,
brindar atención, ocuparse con honestidad de su familia.
(3) Se dice que al pastor le ira
todo bien, pues es siervo de Dios. Toda una falsedad, las adicciones y depresiones u otras
enfermedades mentales también afectan a los pastores y
pastoras mas de lo que nos podemos imaginar. Todos pasamos momentos
difíciles en la vida pues somos humanos. El ministro debe aprender a buscar ayuda, y reconocer a tiempo cuando
la ayuda es necesaria. Toda denominación debe generar un espacio fuera de esta
para que pastores busquen ayuda emocional y física con confidencialidad. Igualmente toda denominación
debe exigir evaluaciones físicas y sicológicas anuales para ayudarle a pastores a generar un plan
de bienestar preventivo. Si el trabajo pastoral se puede tornar
fácilmente en co-dependencia, estamos hablando de una posible adicción a
sentirse necesitado y a hacer amistades poco saludables. Si no hay quien mantenga los ministros
o ministras a cuentas, no
habrá motivación para ayudarles a mejorar su salud.
(4) Se dice que los pastores deben
trabajar duro para que la iglesia prospere. El trabajo duro es necesario, pero
también los y las ministras
necesitan aprender a descansar, y fundamentalmente
deben aprender a cesar de trabajar. El ministerio es una vocación, y es un
trabajo, pero no debe ser la vida. Es interesante cuando uno lee las
descripciones de trabajos pastorales donde descaradamente iglesias poco saludables
exigen que sus pastores trabajen de 50-60 horas por semana. "Siempre hay
algo por hacer" dicen algunos, y es cierto, pero hay cosas que pueden
esperar para que un pastor saludable las realice. Por otro lado, son pocos los pastores que toman un día de descanso (i.e., 24 horas continuas a la
semana) para disfrutar con su Señor, su familia, y consigo mismos. La oración y
el estudio de las
Escrituras no deben ser un trabajo, y el desarrollo de disciplinas espirituales
no deben solamente ser
un deber sino también un gozo. El cultivar una vida personal en el Señor a ratos nos requiere de un coach o un director espiritual, algo
que personalmente he hecho y vale la pena la inversión.
(5) Se dice que el pastor debe ser señal de éxito en la vida. El Señor no nos ha llamado a ser ministros de éxito según los estándares del mundo. Una iglesia grande
en asistencia no significa
que sea saludable. No todo crecimiento es bueno. El cáncer en un crecimiento que es dañino, también. Toda iglesia debe crecer en el Espíritu y todos y todas trabajar
para la mutua edificación del cuerpo de Cristo. Pablo en 1 Corintios 3:10-4:2
nos llama a trabajar en el ministerio buscando ser fieles, no exitosos. Es el
Espíritu a quien le
pertenece la iglesia, y quien la hace crecer con personas fieles a su voz.
Ministros pueden hacer crecer una congregación con puras técnicas sociológicas,
pero podrían terminar con consumidores de culto, y nada más.
(6) Se dice que Dios proveerá a los suyos,
pero hay que vivir de la fe. Un
ministro necesita de un salario digno, con sus correspondientes
garantías sociales, y poder suplir para su familia. Lo ideal en cuanto a salarios es que el
pastor reconozca que no se entro a esta profesión para hacer dinero, sino como
un llamado a una vida de simplicidad. Pero en la realidad, el pastor debe ganar de acuerdo a
sus estudios, sus horas de trabajo semanales, y sus años de servicio. Hay
pastores de mega iglesias que con apenas un título de secundaria ganan igual que
un ministro de gobierno. Otras iglesias pagan muy bien a sus pastores y les
exigen más de 50
horas de trabajo semanal. El pastor debe ser ejemplo de trabajo, aunque no de
adicción al trabajo. Una buena regla a seguir es que el pastor debe de ganar un
promedio de los ingresos de las personas de su congregación. ¡Y si desea ganar más, que estudie o trabaje más horas!
(7) Se dice que la casa pastoral
debe servir de hotel o salón comunal para los miembros de la iglesia. Hablamos
de pastores y familias pastorales que han perdido sus limites, y cualquiera en
cualquier momento llega irrespetando la privacidad del hogar del pastor. El
pastor se ve obligado a servir de maestro, contestar el teléfono en todo
momento, prestar dinero, y prestar su vajilla. También hablamos de personas que
entran como perro por su casa, piden comida, consejería a la media noche,
solicitan al pastor de taxista o acompañante para emergencias; y de pronto la
familia pastoral deja de ser familia y se convierte en un hotel o salón comunal
para el entretenimiento de los miembros de la iglesia. Los pastores deben
aprender a respetar sus familias y proveer horas de atención en su iglesia (no
en su hogar) y explicarle a su membresía que por favor respeten su la
privacidad de su hogar, que merecen vivir como cualquier otra familia normal.
Los buenos
ministros son aquellos capaces de cuidar de si mismos y de otros sin
desarrollar una co-dependencia, donde se hacen sentir necesitados y que los
demás les necesiten. El auto-cuidado es una disciplina espiritual que nos llama
a centrarnos en Cristo y descentrarnos a nosotros mismos. Parte del ministerio
es centrar a otros en Cristo y no en nosotros mismos. Al tomar tiempo para
dormir y descansar, comer saludablemente, establecer limites, y recrearnos
estamos proclamando con los hechos que Dios es mas grande que nuestros esfuerzo
por ser buenos. Recordemos
que cuando descansamos, Dios continúe Su labor en nosotros y en el ministerio
que no ha encargado, y al día siguiente encontramos un ministerio sostenido por Dios. Si
Dios esta en control, permitámosle que tome control del ministerio.
Sobre el autor:
El Dr. Osías Segura es un misionólogo costarricense. Osías, después de cinco años de enseñanza en el Seminario ESEPA en Costa Rica, se trasladó a California donde fue profesor del Seminario Teológico Fuller. En la actualidad está radicado en Nicaragua como misionero de la General Board of Global Ministries.
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