El título de este artículo corresponde a una investigación encargada al Centro Ecuménico Diego de Medellín sobre Teología Feminista en América Latina. Quien escribe se basa en este estudio para presentar algunos antecedentes de esta teología, una propuesta de categorización, junto con temáticas y desafíos de las mujeres que adhieren en diversos grados a ella hoy.
“Sueño con recuperar nuestra memoria…que como mujeres podamos ofrecer una nueva economía, una nueva política, una nueva teología…sueño con hablar de lo nuestro sin tener tanta vergüenza…” (A.C. entrevistada de Bolivia)
¿Pueden las mujeres pensar?, la pregunta en si misma puede pasar insulsa, ridícula, obvia, innecesaria, sin embargo, para muchas de nosotras se mantiene la sospecha de que a pesar de las luchas sociales en que “nuestros derechos” se han equiparado, parcialmente al menos, al de los varones y que en los discursos políticamente correctos la exclusión de las mujeres es inaceptable, en la práctica no sólo se mantienen diferencias inexcusables en todos los ámbitos, incluido el académico (1), si no que presenciamos una refinada forma de marginación que opera soterradamente y sigue suponiendo que la voz de las mujeres (pensamiento, prácticas, proyectos, visiones, juicios..), es mera alteridad de aquello que realmente tiene consistencia óntica en si mismo, a saber, la voz de los varones. Como bien dice Margarita Pizano: “Hoy se ha modernizado una masculinidad neoliberal y globalizada que controla, vigila y sanciona igual que siempre. Pero esta vez a través de un discurso retorcido, menos desentrañable y en aparente diálogo con la sociedad en su conjunto, donde va recuperando, funcionalizando, fraccionando, absorbiendo e invisibilizando a sus oponentes y que trae consigo una misoginia más profunda, escondida y devastadora que la del viejo sistema patriarcal. “(2)