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Mural de Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación |
En una video-entrevista sobre Teología de la Liberacion, don Dayton Roberts le preguntó a René Padilla: "Si un discípulo tuyo se matriculara en algún seminario donde enseñan la teología de la liberación, ¿qué consejo le darías?". Don René contestó con mucha seguridad: "Lo mismo de San Pablo: Examinadlo todo, retened lo bueno" (I Tes.5.23; cf. I Cor 3.21-23, 9.19-22, II Tm.1.7).
Si nos sentimos firmes en nuestra teología evangélica y bíblica, realmente no tenemos por qué temerle a la T.L., ni obsesionarnos con ella, como tampoco "enamorarnos" ciegamente de ella. Creo que los evangélicos (aparte honrosas excepciones como René Padilla y Orlando Costas) no han sabido responder seriamente a esta nueva corriente teológica latinoamericana. Dos reacciones erradas han predominado casi exclusivamente entre nosotros: el "sí ciego" de algunos pocos que se han apasionado por la T.L. y poco lo han confrontado con la tradición evangélica; y por otro lado, el "no sordo" de muchos que ven en la T.L. una amenaza diabólica y la denuncian sin haberla escuchado ni entendido. Éstos se dedican a atacar como "herejías" supuestos errores que en realidad no enseñan los teólogos de la liberación (cuando se analiza objetivamente, con seriedad teológica), y no han sabido entender y apreciar evangélicamente los valores, como también los defectos, de esta importante corriente teológica. Sería mucho más evangélico, exegético y paulino examinar la T.L. honesta y serenamente, retener lo bueno, y abstenernos de todo lo que, entendido con claridad, no parece ser bueno.