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Imagen: Pixabay |
Las
presentaciones principales estuvieron a cargo de: Ariovaldo Ramos, C. René
Padilla (Ecuador-Argentina), Valdir Steuernagel, Ed Rene Kivitz, Ruth Padilla
DeBors (Argentina-Costa Rica), Carlos Bezerra Jr. (Diputado y presidente de la
Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Sao Paulo),
Alexandre Brasil Carvalho, Ricardo Wesley, Ziel Machado, Regina Sanchez,
Serguem Silva, Paulo Junior, Andre Rasta, Ronilso Pacheco, Felipe dos Anjos,
Gedeon Freire y Harold Segura (Colombia-CostaRica).
"Ante las férreas estructuras de poder, propongo una liturgia profética" Ruth Padilla DeBors #coloquioMI @FTLcontinental pic.twitter.com/LmssR14Opj— Harold Segura (@haroldsegura) 9 de marzo de 2017
Como moderadores
de las mesas de diálogo participaron: Welinton Pereira, Luiz Felipe Xavier,
Jonathan Meneses y Christian Gillis. Y, en las celebraciones litúrgicas, participó
Carlinhos Veiga, reconocido cantautor brasileño. El profesor Jung Mo Sung,
teólogo y educador católico, docente de la Universidad Metodista de Sao Paulo y
una de las voces más respetadas de la teología latinoamericana, estuvo presente
en el segundo día del encuentro. La presencia de las mujeres fue muy escasa (4
o 5), como también de las personas jóvenes y afrodescendientes.
Como bien se
sabe, durante estos días Brasil vive la peor recesión económica que se haya
visto en décadas (contracción del 3,6% en 2016). Además, por los hechos
políticos sucedidos el año anterior, se
vive un clima de tensiones políticas. En las iglesias, como en el resto de la
sociedad, hay diferentes interpretaciones acerca del proceso de impeachment de la Presidenta Dilma
Rousseff. Existen no solo discrepancias políticas, sino también teológicas: no
opinan de la misma manera acerca de cuál debía (y debe) ser el papel político
de las iglesias; ni qué significa hoy, en este ambiente, el proyecto político
del Reino de Dios; ni qué forma debe adoptar el papel profético de las
iglesias, como tampoco cuáles deben ser las formas cristianas de confrontar el
pecado estructural. Las opiniones van y vienen y crean confrontaciones entre
algunos de los líderes eclesiales. Aunque estos temas no se incluyeron en el
programa oficial del coloquio, estaban ahí como trasfondo sobrentendido del
encuentro.
Para la Misión Integral, la biografía forma parte de la misionologia: vida y Misión son una misma cosa. #coloquioMI @FTLcontinental pic.twitter.com/wFt70YwJfw— Harold Segura (@haroldsegura) 8 de marzo de 2017
Los principales
temas del programa tocaban el balance histórico de la MI, las proyecciones para
los próximos años, el análisis de la coyuntura social (en particular de la
violencia que afecta a las personas más jóvenes y a las mujeres), los métodos
teológicos y hermenéuticos de la MI y, en la sesión del día final, algunos de
los grandes desafíos de la MI en el día de hoy: política, Derechos Humanos,
ministerio urbano, negritudes (racismo), juventudes y otros asuntos críticos.
El objetivo del coloquio era: “dialogar sobre los diferentes rostros que ha asumido
la MI en el Brasil y en América Latina y cuáles son sus desafíos para avanzar
en el proceso de reflexión y práctica de la Misión”.
Estuve muy
atento escuchando cada una de las presentaciones. Procuré registrar en mis
notas personales las inquietudes que se expresaban en los paneles y en las
preguntas de los participantes. Además, días antes de llegar a Brasil, dedique
tiempo para pensar en el tema central del evento y hacer una breve presentación
en la primera noche. Fruto de estas observaciones personales —nada más que
personales y sin pretensión de objetividad—, presento a continuación algunos de
los “caminos y perspectivas” para el movimiento
de la Misión Integral (MMI) en los próximos años (estoy de acuerdo con
quienes piensan que, en lugar de hablar de Teología de la Misión Integral TMI,
debemos hablar del Movimiento de la Misión Integral MMI).
Coloquio: "Misión Integral: caminos y perspectivas en el siglo XXI", #ColoquioMI @visaomundialbr @FTLcontinental pic.twitter.com/1gKHOMUexx— Harold Segura (@haroldsegura) 8 de marzo de 2017
El camino del diálogo teológico: el MMI necesita entrar en un diálogo más amplio con las nuevas
expresiones teológicas de Brasil y América Latina, para ampliar sus horizontes
temáticos y contextualizar sus planteamientos misiológicos. Después de cuarenta
y cinco años de historia se hace necesario recorrer este camino para esquivar
el riesgo de que el movimiento quede atrapado en el discurso teológico de las décadas
anteriores. Este reto apela a la necesidad de que el MMI (y en particular la Fraternidad Teológica Latinoamericana
FTL, como su frente teológico) se atreva a hacer
teología yendo más allá de sus “padres fundadores”. Se trata de avanzar en teología, para usar la
expresión del escritor y teólogo español Juan Luis Lorda.[1]
Este camino no
se recorre solo por medio del quehacer académico, aunque tampoco se debe
prescindir de él, sino acudiendo al diálogo con los nuevos sujetos teológicos: personas
jóvenes, indígenas, afrodescendientes, con discapacidad y otras. También
afrontando el desafío que le presentan a la Misión las nuevas temáticas éticas
que se debaten en la sociedad: aborto, diversidad sexual, inseminación
artificial, educación sexual pública,
género y muchas más. Pienso que el repetido discurso de que la tarea
evangelizadora debe complementarse con la acción social sigue vigente, ¡cómo
no!, pero no puede seguir siendo el único y exclusivo referente por el cual se
distinga el MMI en estos años venideros.
La cooperación interconfesional e interreligiosa: hoy, el compromiso social y la tarea profética a favor de las
personas más vulnerables no se consigue operando desde un solo frente religioso;
se requiere de la cooperación entre las diferentes confesiones cristianas y con
las redes interreligiosas.
La MI se ha caracterizado
por su compromiso social y sus luchas a favor de la eliminación de la pobreza
extrema y la defensa de la dignidad de la persona humana, pero, por lo general,
ha sido parca para trabajar junto con las comunidades de fe que no pertenecen
al gran círculo evangélico. Hoy, a las comunidades religiosas se les presenta
una nueva oportunidad de trabajo alrededor de los diecisiete Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS)[2]
aprobados por los gobiernos del mundo en septiembre de 2015. Muchas iglesias,
denominaciones eclesiales y organizaciones basadas en la fe (OBF) se están
uniendo alrededor de esta agenda (Agenda 2030)[3].
Esta y otras iniciativas ofrecen al MMI nuevos caminos para actualizar su
estrategia de transformación social y, de paso, rejuvenecer su propuesta
teológica de cambio social.
La dimensión política de la Misión: al MMI siempre le ha interesado esta dimensión; muestra de ello
son los cientos de profesionales cristianos, hombres y mujeres, que han
participado en movimientos políticos, han asumido importantes cargos públicos y
se han involucrado en el trabajo social a favor de las personas más
necesitadas. Pero, con el paso de los años, un gran número de iglesias identificadas
con la MI comprimieron su compromiso social a la creación de proyectos
comunitarios de asistencia social (micropráctica social) y no le concedieron
igual importancia a su papel en los procesos políticos de mayor alcance
(macropráctica política) como, por ejemplo, los de incidencia pública y otros
asociados a la defensa de grandes causas sociales. Este fenómeno se observa en muchas
iglesias y también en algunas ONG, seminarios e institutos de formación ministerial
identificados con la MI.
El colectivo
evangélico en América Latina ha crecido numéricamente, hoy es una fuerza
política indudable (el caso brasileño, entre otros, es prueba de ello) y su
significación podría mostrarse no solo sumando votos en las contiendas
electorales de los partidos y movimientos políticos más conservadores, sino
incidiendo en la agenda de políticas públicas y sirviendo como influencia
positiva a favor de la justicia y el bienestar. Los proyectos comunitarios y la
asistencia social siguen siendo necesarios, pero no deberían ser la única
estrategia de cambio social.
La identidad evangélica:
¿qué es lo que identifica a la MI? En diálogo con algunos de los participantes
del coloquio, incluida una amena conversación con el Dr. René Padilla,
coincidíamos en que esa identidad se encuentra en su ser evangélico. El MMI es
un movimiento evangélico, pero no a la manera de los llamados “evangelicales” conservadores (conservative evangelicals) sino de los que Juan Stam reseña como evangélicos radicales,[4] comprometidos
con la lucha por la justicia, la paz y la igualdad, que sin reducir sus
compromisos a esta acción social, procuren también la proclamación de los
grandes fundamentos teológicos evangélicos: la gracia de Dios y Su Palabra. La
normatividad de las Escrituras, el anuncio de las buenas nuevas de salvación
por medio de la gracia de Dios (Hechos 20:24) y la proclamación del Reino de Dios
(Mateo 9:35), son los pilares sobre los que se asienta la identidad de la MI. A
propósito de la centralidad de las Escrituras, en el coloquio se asignó una
franja del programa a la hermenéutica bíblica y al método teológico de la MI.
Pues bien, si lo
anterior es cierto, entonces uno de los grandes desafíos del MMI es contextualizar
el significado de esas afirmaciones evangélicas para esta generación de nuevos
líderes evangélicos (y sobre todo de jóvenes) que no tienen la misma conciencia
teológica que tuvieron los “padres fundadores”. La pregunta de Samuel Escobar
en 1982 vuelve a tener plena vigencia: ¿Qué
significa ser evangélico hoy?[5]
Hasta aquí mis
“caminos y perspectivas”. Y ahora, ¿qué sigue? En cuanto al coloquio de Sao
Paulo, los organizadores han anunciado una reunión de seguimiento con un grupo
más pequeño de personas para evaluar el evento, revisar las conclusiones y
definir algunas líneas de acción para los próximos años. Su objetivo será fortalecer el peregrinaje y práctica de la MI en
las comunidades, las iglesias y entre los jóvenes. Por su parte, World Vision-Brasil se ha comprometido
a: facilitar espacios de interacción entre las organizaciones y personas que
trabajan en las comunidades con la perspectiva de la MI; fortalecer la formación
y la participación de jóvenes líderes en la MI, y junto con otras
organizaciones, actuar como promotores y
animadores de los contenidos de la MI en Brasil y ayudar a que esos recursos y
contenidos estén disponibles para todas las personas comprometidas con la MI.
Y una
observación antes de terminar: desde hace algunos años vengo observando que la
MI pasa por uno de sus mejores momentos en el Brasil. No me atrevo a hacer este
mismo comentario para otros países. En estos, la MI sigue vigente, pero sin el excepcional
entusiasmo brasileño; y este coloquio es una prueba de ello. Mientras que en
otros países la MI tiene más pasado que presente, en Brasil, en mi opinión,
goza de un futuro más robusto que su pasado. Dejo a otros que indaguen sobre
esta aseveración personal y que, si la comprueban, busquen las lecciones,
expliquen sus posibles razones y disciernan su significado. ¡Que alguien nos ayude a entender a qué se
debe este barulho[6]
[1] LORDA, JUAN LUIS, Avanzar en
teología. Presupuestos y horizontes del trabajo teológico, Libros Palabra,
27, Palabra, Madrid, 1999.
[2] Organización de Naciones Unidad, Objetivos de desarrollo
sostenible: http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/
[3] Consejo Mundial de Iglesias, Poner
fin a la pobreza extrema: Un imperativo moral y espiritual: https://www.oikoumene.org/es/resources/documents/general-secretary/wider-ecumenical-movement-incl-wcc/ending-extreme-poverty-a-moral-and-spiritual-imperative?set_language=es
[4] Juan Stam, Neo-evangélicos y
evangélicos radicales, Leer más: http://protestantedigital.com/magacin/40150/Neoevangelicos_y_evangelicos_radicales
[5] Samuel Escobar, ¿Qué
significa ser evangélico hoy?, Revista Misión, Vol. 1, #1, 1982, pp. 14-19.
[6] En portugués, “barulho” es la expresión que usan algunas versiones
de la Biblia para traducir Hechos 2:2: “De
repente, veio do céu um barulho que parecia o de um vento
soprando muito forte e esse barulho encheu toda a casa onde
estavam sentados”. (Nova Traduҫão na Linguagem de Hoje 2000)

El pastor y teólogo Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International y autor de varios libros. Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia.
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