Reflexiones en torno a las posturas sobre la denominada “ideología de
género” y la movilización “Con mis hijos no te metas”.
Miembros de la asociación "Frente Nacional por la familia" de Ecuador |
Integridad y política, vale
recordar que ambos conceptos no tienen que estar en veredas contrarias, más
como sociedad validamos la postura política a conveniencia y dejamos de lado la integridad de la persona que emite
enunciados políticos. La desazón por la participación política viene en gran
parte por la falta de integridad del sujeto político.
Integridad es sin duda un valor
abarcador, los otros valores sociales pueden ir sueltos; una persona puede ser
puntual en el trabajo pero robar en él, otra persona puede ser un trabajador
honesto en su jornada laboral pero engañar a su pareja. La integridad es la suma
de valores, la coherencia entre lo que se dice y se hace, que se mantiene en el
tiempo y no cambia a conveniencia, específicamente a conveniencia política.
Entendiendo la política como el espació de quehacer y búsqueda del bien común
en el que todos estamos inmersos. Nos relacionamos con otros, como ciudadanos
en “campos”[1]
diversos.
La integridad mueve a la fe; la
personalidad de Jesús es atrayente por ser una persona íntegra, unas palabras
más bíblicas serían “irreprochable” o “irreprensible”. Jesús transformaba sus
palabras en acciones concretas, no enseño algo que él no estuviera poniendo en
práctica, su discurso no cambio para agradar a unos u otros, sus palabras y
acciones se mantuvieron incluso si el padecimiento del martirio dependía de
ello.
En el campo de la política al
parecer el discurso es a lo Chesperito[2]:
“así como digo una cosa, digo otra”, y lo que más llama la atención es que
justificamos la falta de coherencia, o las palabras enunciadas son dejadas de
lado también por los intereses políticos.
La sociedad anestesiada en el
Ecuador parece no recordar como el actual presidente envolvía en elogios a su
antecesor al que llego a calificar de “mejor presidente de la historia”,
elogiaba a su candidato vicepresidencial por ser el impulsor del supuesto
cambio de la matriz productiva. Justifican su “viraje” contra sus antiguos
aliados como ético, sin embargo, tal acción es a su vez validar la falta de integridad en hechos y
palabras, por lo tanto no podría ser ética.
El expresidente, en el ejercicio
de su gobierno abogaba por que las nuevas generaciones toman las pautas de un
proceso político y social, que desde mi perspectiva le falto mucho para ser
revolucionario; pero que sin lugar a dudas significo un cambio radical en el
país. Ahora parece esbozar el retorno al poder del caudillo como única opción
de gobierno futuro, en vez de levantar a
alguno de los tantos líderes jóvenes que se mencionaba en más de una ocasión
tenía el partido oficialista.
Los candidatos de oposición con
el discurso de corrupción como arma política, apuntando hacia los adversarios
políticos, dados a mirar la paja en el ojo ajeno y dejar de lado la viga de
corrupción que les cobija con sus negocios oscuros; como país olvidamos
anestesiados de manera colectiva el descalabro financiero provocado por las
élites de la banca y cual síndrome de Estocolmo, como sociedad casi les
entregamos la presidencia en las últimas elecciones.
Lamentablemente la incoherencia
es la tónica en el momento de lo político. Sin lugar a dudas los evangélicos
deben manifestarse en lo social, una movilización masiva debe ser una acción
generada para evidenciar una postura en contra de la injusticia social; más, sin embargo, desde la historia de las
movilizaciones sociales muchas de ellas son el resultado de la manipulación de
postulados, es decir, una ausencia de integridad de algunos de sus impulsores. Un
sinsentido comparar las marchas por los derechos civiles en los Estados Unidos,
con la marcha de nombre “con mis hijos no te metas”, un sin sentido que lo uso
un líder evangélico desde la manipulación. Los contextos y las circunstancias
sociales, como los temas hacen de tal comparación una falacia.
El sujeto social es movilizado
por cosas que a veces no llega a comprender. Es una estrategia política. Sirve mucho la construcción de un enemigo
común para unificar grupos dispersos, este enemigo común es la “ideología de
género”. La integridad del discurso no importa, no se explica que es; género,
perspectiva o enfoque y cuál rebaño usamos un término que en espacios
académicos todos están de acuerdo, no existe. El enemigo común se crea como un
monstruo que puede acabar con la sociedad y la familia.
Con esta acción se usa la fe que
tenemos, que nos identifica como creyentes que profesamos una de la alas del
cristianismo, como movilizador político, es decir, se apunta a la vena que
tenemos los cristianos de luchar por el bien común, esto es loable, nos permite
entender nuestra responsabilidad social más allá de las paredes de nuestros
templos. Más la falta de integridad, al inventar términos mediáticos e
importados, al salir contra enunciados que no se encontraban en la propuesta de
Ley como la despenalización del aborto entre otros temas, es un ejercicio de
manipulación.
La participación social masiva de
la cual varios sectores evangélicos se embanderaron el sábado 14 de octubre en
Ecuador fue notable; se olvidaron que en un momento estos sectores usaban la
palabra “ecumenismo” como el mayor pecado de la iglesia evangélica.
Para su conocimiento, la
movilización fue impulsada por el ala católica conservadora de derecha; vigente
en varios países, por lo que la marcha es una réplica de otras que se han
realizado en otros países de Latinoamérica con el mismo eslogan. Los
evangélicos participaron e hicieron suya la participación, es decir, fueron
ecuménicos en su participación. “Como digo una cosa, digo otra”, para algunos
hermanos cuya participación me desconcertó, su accionar fue un me ajusto al
momento, claro, habrá más de una justificación para decir que esa participación
no fue ecuménica, sin embargo, este hecho es positivo como un argumento de
madures política y social que puedo usar a favor, ya que desde la dialéctica,
he explicado en algunos espacios y en varios momentos que es el ecumenismo,
(término con el que también me han calificado a manera de insulto) bien
entendido o no, el ejemplo de la marcha es algo que ahora puedo usar con mis
hermanos anti-ecuménicos que participaron en ella para explicarles que el
ecumenismo no es tan malo como lo pintan ellos mismos, ya que ellos
participaron en una marcha ecuménica movilizada desde la fe.
Valoro la integridad de quienes
tienen posturas y las mantienen en diferentes frentes. Me parece que la marcha
ecuménica del 14 de octubre tuvo matices de manipulación, de manera especial en
la redes sociales donde fue claramente violenta hacia minorías, que les guste o
no existen (GLBTI) en nuestra sociedad. La relación que tenemos en la sociedad los
unos con los otros en más de una ocasión es violenta, por lo que una de las formas que tiene el Estado para
intervenir en el beneficio de todos es la formulación de leyes. Pregunto a
quien se le dice “con mis hijos no te metas”. A las agrupaciones GLBTI, contra
quienes se direccionaron la mayoría de los memes; a los malos maestros que
abusaron de niños en centros educativos, acorde los informativos de noticias; a
los sacerdotes involucrados en casos de pedofilia en la iglesia católica. Al
carecer de una explicación en los videos y comunicados en las redes sociales y
en sus postulados mencionados en entrevistas, debo suponer que es al Estado y
su intento de formular leyes en beneficio de todos. Lo cual es negar el rol del
Estado en su accionar político y la creación de leyes, lo que sería irse en
contra la autoridad de los gobernantes. La mayoría sostienen que se le dijo no
a la “ideología de género” que es tratado como un sujeto con vida propia e
intencionalidad, por lo que la marcha fue un sí a la familia.
Muchos hermanos participaron en
la movilización desde la convicción de defender la familia, desde sus posturas
intentaron concientizar los peligros de la imposición de una propuesta de ley
sin discusión, sin duda esto es valioso en el ámbito de lo social y lo
político. Sin embargo, me es necesario
separar el trigo de la cizaña.
Nuestras participaciones en el
ámbito de los social tienen que ser ante todo cargadas de integridad, con pleno
conocimiento de causa, la manipulación mediática que se usó para movilizar a la
población con valores religiosos católicos o evangélicos no tuvo la intención
de educar, su propósito fue la manipulación; presentaron el enemigo común de la
fe, “la ideología de género”. Han sembrado una semilla más de ignorancia que
justifica a su vez las posturas de líderes evangélicos que no les interesa que
en sus denominaciones se hable de “enfoque de género”. Ojala se abra el dialogo en nuestras
comunidades, un dialogo amplio que tome en cuenta los distintos campos en los
que como iglesias nos encontramos involucrados.
En una semana en la que fui acusado
de disociador de la denominación por negarme a que mi nombre salga en un
comunicado que apoyaba la marcha; por sostener mi posición me endilgaron
conductas que no tengo. ¿Quién impone que a quienes? Por cierto, mi nombre en
el mencionado documento, no refleja mi posición.
Por hablar desde mi locus de
enunciación de estudios “seculares”, la antropología y la sociología, y decir que
desde las ciencias sociales no existe la mal denominada “ideología de género”,
se me llamo arrogante. Los calificativos son más que palabras, pues identifican
las posturas de dominación de quienes las enuncian, líderes evangélicos que en
otros espacios dirán otra cosa.
Nuestro liderazgo y participación
en causas que consideramos justas, deben ser ante todo bien informadas, y las
otras ciencias, entre ellas las sociales deben ser usadas como un insumo de información o somos
nosotros quienes usamos mecanismos de imposición que acusamos a otros usar. Mi
pueblo perece por falta de conocimiento.
De manera sorpresiva me he encontrado
(posturas en redes sociales) con líderes evangélicos que por estar en espacios
académicos (seminarios, institutos y universidades) sostienen una postura que
cuestionaba la manipulación con fines de generar la marcha, y al estar en otros
espacios de tinte político y de visualización social sostienen una postura
llegando a defender el término “ideología de género” y sostienen que era su
obligación estar en la marcha. Mi saludo
fraterno a los hermanos que con altura discrepamos, con aquellos que con
convicción y conocimiento de causa caminaron con diferentes ramas del
cristianismo con pleno conocimiento de causa y convicción en la familia.
Sin embargo, considero que estar
en una marcha gestada desde la manipulación y en contra una ley que puede, y debe
ser mejorada, fue un error. Los sectores conservadores en Colombia aun dicen
que no votaron contra la paz, sino contra la “ideología de género” que según
ellos estaba en los acuerdos de paz. De igual manera se dice desde acá que no
se movilizaron contra una ley contra la prevención de la violencia a la mujer,
sino fue a favor de la familia. Ser parte de una marcha que destilo tanto odio
hacia la población diversa por redes sociales, y que se basa en una categoría
inexistente como la “ideología de género”, es manipulación. Me alegra su participación y postura
ecuménica desde la convicción, mi
distancia para con aquellos que: como dicen una cosa, dicen otra. A pesar de
los calificativos y amenazas, mantengo mi postura y mi fe intactas. Espero que
un dialogo que tome en cuenta la integridad, la fe y la política se haya
abierto al fin.
[1] Pierre
Bourdieu define los campos en relación a los intereses, un sujeto puede estar
inmerso en diferentes campos, desde esta mirada nuestra participación
eclesiástica no nos excluye de la participación en lo social, y por lo tanto,
tampoco de nuestra participación política.
[2] El
comediante usa esta frase en uno de sus personajes televisivos como un cliché,
los mismos que evidencian la conveniencia social en el momento de tomar una
postura con un fin satírico.
Sobre el autor:
Ronald Rivadeneira es Licenciado en Antropología Aplicada, Magister en Estudios Sociales con mención en Sociología. Es pastor Bautista desde hace 18 años, ex Decano del Seminario Bautista del Ecuador Facultad Quito. Actualmente es Presidente de la Asociación de Iglesias Bautistas de Pichincha y miembro del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista Ecuatoriana.
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