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Teología evangélica: Ubicación histórica (Breve repaso de cinco siglos)


Por Juan Stam, Costa Rica



Los epítetos "conservador" y "liberal" son membretes que suelen manejarse con poca claridad y precisión. Son calificativas sujetivas, en que "conservador" es cualquier persona "a la derecha" mía (¡otro término muy relativo!) y "liberal" es cualquier persona  "a la izquierda" de donde me ubico yo. A quién no me gusta, fácilmente lo califico de "fundamentalista" o al contrario, de "modernista", sin tener la menor idea qué significan teológica e históricamente esos términos.1 De manera similar, para muchos "ortodoxia" significa "cualquier doctrina que me parece aceptable" y "herejía" equivale a "toda doctrina que yo rechazo". 

¿La anacronía matará al cristianismo?

Por Renzo Díaz, Perú

"Dios se humanizó y se volvió cómo nosotros, los otros"
-Juan 1:14-


El texto que voy a desnudar son cavilaciones de un joven teólogo cansado de lo mismo, cansado de un cristianismo impertinente; y que anda en búsqueda de respuestas en el Dios de la vida, en el Dios humano.

Unidos por el amor a un crucificado | Por Carlos Osma

Una reflexión de Juan 19, 17-30.
“Jesús, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota. Allí lo crucificaron con otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio”.

El Jesús del Evangelio de Juan es tan diferente al del resto de evangelios que a menudo nos desconcierta. Y lo hace porque el evangelista en su intento de presentar a Jesús en plena intimidad con Dios, parece deshumanizarlo y alejarlo de nosotros. Es evidente que hay una intencionalidad teológica, pero ver a Jesús cargando su cruz y marchando con ella hacia el Gólgota, como quien decide darse un paseo triunfal hasta el trono en el que ocupará el lugar central, no ayuda para que empaticemos con la experiencia histórica de una persona que fue torturada y asesinada de una forma tan cruel.

Resucitando al cristianismo: recuperar sus mitos y recrear sus ritos | Por Luis Tapia

Hay algo mal en el cristianismo actual, todos y todas lo sentimos. Nos inclinamos a pensar en que el problema está en las instituciones, es decir, en las iglesias, sus líderes, sus normas, sus objetivos, etc. Las instituciones cristianas parecen haber traicionado a su maestro fundador y, como consecuencia, el cristianismo parece estar agonizando. Sin embargo, podemos afirmar que el problema es más profundo. De acuerdo a Karen Armstrong, una conocida historiadora de las religiones, los occidentales contemporáneos tenemos un problema con el hecho religioso como tal, y no sólo con la forma institucional de la religión.

Según Armstrong, los occidentales hemos perdido nuestra compresión de lo sagrado y de cómo este se comunica y manifiesta. Hemos privilegiado una forma de pensar, hablar y adquirir conocimiento, esto es, el logos, en detrimento de otra que es igual de importante y esencial, el mythos. Según Armstrong, estas dos formas de llegar a la verdad son complementarias, ya que cada una tiene un área de competencia. A la racionalidad mítica le interesa llegar al sentido o significado último de la realidad, enfocándose en lo eterno y universal. Su valor está en que revela las verdades más intuitivas del ser humano, verdades que no pueden ser probadas empíricamente. Por otra parte, la racionalidad lógica es más pragmática. El ser humano se sirve de ella para funcionar bien en el mundo, para hacer cosas o persuadir a otro para que las haga. Con el logos se busca controlar y manejar las cosas.

 
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